Ginés, el perrito Horacio, "Niidea" Valdés y el Moyanaje, son la punta en miniatura del glaciar que se viene para cuando canten los enfermeros del ministerio.
El presidente despidió al ministro de Salud después de que se reveló que ayudó personalmente a organizar las vacunas Covid-19 para personas con conexiones con el gobierno.
Sobresalen los beneficiarios que no son casos prioritarios o ciudadanos de alto riesgo mayores de 70 años, lo que generó un escándalo más que obvio.
El despliegue de la vacunación quedó muy por detrás de las promesas del gobierno.
Alberto Fernández «exigió» la renuncia de Ginés González García luego de que el veterano periodista ex izquierda y «aliado» del gobierno Horacio «Puppy» Verbitsky dejara escapar por radio que su “viejo amigo”, el ministro de Salud, lo había ayudado a vacunarse. Ja!
Cuando Hebe de Bonafini, el viernes dijo que el cachorrito («Perro» le queda indigno) lo había hecho a propósito, por un rato el país tenía a todo su espectro de pensamientos apuntando -libre de grietas- contra el viejo alistador de adolescentes incautos en las filas de la guerrilla supuestamente revolucionaria, entregada vilmente al enemigo que los arrasó y cuyo resultado global sólo lo benefició a él.
Verbitsky, sueltito de corpus, batió que fue invitado a recibir la aplicación en el Ministerio de Salud. Gente genial para inspirar caricaturas de la mafia.
González García se borró el viernes por la noche sin perder su sonrisa.
Hasta ahora, solo han llegado 1,8 millones de vacunas a la Argentina, después de que el gobierno dijera que el país tendría unos 20 millones en este momento. El programa de vacunación se basa en la Sputnik V, aunque se despertó la alianza con México para producir la de AstraZeneca a nivel local y la semana próxima llega un millón de dosis de la vacuna china.
A nuestro escándalo le antecede una “puerta de vacunas” similar en Perú, que barrió con el ministro de Salud y el canciller de ese país. El ex presidente, Martín Vizcarra, y otros basurines de alto rango fueron vacunados en secreto contra el coronavirus semanas antes de que las vacunas se pusieran a disposición del público. Caballeros de fina estampa, las pelotas.
Aquí, presuntamente recibieron las “vacunas VIP” funcionarios del gobierno (ya van a saltar todos los nombres), representantes en el Congreso y sindicalistas, entre ellos Huguito Moyano, su esposa y su hijo menor. Según el diario La Nación, el Ministerio de Salud había reservado 3.000 vacunas para su propio uso discrecional.
El diputacho Eduardo Valdés, viejo amigo del presidente, dijo sin que se le mueva una pestaña: “Nunca pensé que estaba haciendo algo ilegal. Le pregunté al ministro de Salud si podía [ayudarme a conseguir] una vacuna porque tengo que viajar a México [con el presidente] ”. Pobechito el cocodrilo.
A principios de este año, la también ex periodista de izquierda Beatriz Sarlo, dijo que le habían ofrecido una vacuna «debajo de la mesa», pero que la había rechazado.
“Es una indignación nacional”, dijo Patricia Bullrich, cabeceando un centro como los de Barros Schelotto a Palermo..
“Exigimos que el presidente explique hoy esta vergüenza”, dijo Alfredo Cornejo, agarrando el canapé de la bandeja de oro.
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