El Obelisco pronto ofrecerá una experiencia de gran valor con la inauguración de su mirador panorámico, que permitirá a los visitantes disfrutar de una vista que muchos anhelaron desde siempre: el centro de la ciudad desde 62 metros de altura tanto hacia la Av 9 de julio como hacia la AV. Corrientes. Este proyecto es presentado como algo más que una simple obra de ingeniería, ya que abre una nueva dimensión turística y cultural para quienes desean ver la capital desde otra perspectiva. La instalación de un ascensor y una escalera caracol hará que el ascenso, tradicionalmente limitado y laborioso, se vuelva accesible para el público general.
El valor histórico del Obelisco es innegable. Diseñado por Alberto Prebisch e inaugurado en 1936 para conmemorar los 400 años de la primera fundación de Buenos Aires, fue testigo de innumerables eventos históricos y sociales. No obstante, el monumento atravesó etapas complejas. Desde el principio, su construcción generó controversias: sectores de la sociedad lo veían como un gasto innecesario o una excentricidad arquitectónica. Hasta se intentó su demolición en 1939. Sin embargo, con el tiempo, el Obelisco se integró al corazón cultural de la ciudad, convirtiéndose en punto de encuentro y símbolo de modernidad.
La idea de permitir el acceso al público no es del todo nueva. Durante varios años se establecieron ascensos muy limitados y exclusivamente para autoridades o eventos especiales. La falta de infraestructura adecuada siempre fue una limitante. El actual proyecto del ascensor y mirador podría transformar este acceso restringido en una posibilidad abierta para todos, algo que sigue el ejemplo de otras ciudades del mundo que han sabido aprovechar sus monumentos más icónicos como atractivos turísticos.
La propuesta resalta la importancia de preservar el patrimonio histórico mientras se lo integra a la vida contemporánea. Las intervenciones en el Obelisco respetan el carácter de Monumento Histórico Nacional, lo que garantiza que la estructura original se mantendrá intacta para las futuras generaciones.
¿Enriquecerá este nuevo mirador el atractivo turístico de Buenos Aires? Una 25 personas consultadas por este medio votan por la afirmativa y entienden que también podría consolidar la relación emocional entre los porteños y el Obelisco. Permitir a los ciudadanos mirar su ciudad desde la cúspide de uno de sus más preciados símbolos, abre la posibilidad de incrementar el lazo afectivo. Cada vez que se puede ganar un conocimiento especial sobre esta ciudad, la premisa del conocimiento y el amor -que asegura que no es posible amar lo que no se conoce- no parece hacerle mella a los porteños en el vínculo con su patria chica,