• Diario 5 -Buenos Aires, sábado 15 de febrero de 2025

La canción "No llores por mí, Argentina", lejos de ser una pieza que despierte genuinas emociones o un sentido homenaje, es un claro ejemplo de lo que llamamos una "venta de humo" en el ámbito musical.

Elaine Paige canta «Don’t cry for me Argentina» por primera vez en un escenario.
Insoportable. Desde su estreno, ha logrado mantenerse no por su calidad, sino por una narrativa impostada de melancolía que busca tocar fibras que, en realidad, se sienten tan forzadas como la propia melodía. A lo largo de décadas, hemos visto cómo esta composición ha sido explotada hasta el hartazgo por Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, en lo que parece más un truco de marketing que una creación artística genuina.

Obviamente, una comedia musical o lo que se suele llamar con simpleza un «musical», por mediocre que fuere, suele cosechar respeto con mayor blindaje que una balada suelta. El musical Evita -de una medianía creativa indigna del bronce que acumuló- se erige como el falaz sostén académico de su canción principal y el mundo parece seguir dispuesto a ofrecerle loas como si se tratara de un aria verdiana.

No es que nos sintamos ofendidos por cómo pueda la obra tratar la figura de Eva Perón o que nos afecte que el tema haya sido compuesto por británicos. Para nosotros, es irrelevante. Nuestra crítica no está arraigada en cuestiones de nacionalismo o ideologías políticas. Simplemente, la canción es pésima. Pretende proyectar una profundidad reflexiva que, al final, queda vacía, adornada con una melodía aburrida y repetitiva que carece de cualquier innovación musical digna de ser destacada. No genera más que un bostezo, y su continuo reciclado a lo largo de los años solo refuerza la sensación de que los autores siguen «robando» con este tema insufrible.

En definitiva, No llores por mí, Argentina es un ejemplo claro de cómo la popularidad de una pieza puede sostenerse más por su contexto que por su calidad artística. Quizás ha sido un éxito en los escenarios, pero desde un análisis honesto y sin filtros, no es más que una composición hueca, sobrevalorada y agotadora.

La canción, originalmente titulada «Don’t Cry for Me, Argentina» y destinada al Evita en 1976, fue compuesta por Lloyd Webber con versos de Rice en 1976. A lo largo de los años, ha sido interpretada por una amplia variedad de artistas, tanto en su versión en inglés como en su adaptación al español.

Julie Covington, en 1976, fue la primera en grabar la versión original en inglés de este bodrio. Actriz y cantante, Covington trabajó en el álbum conceptual de Evita antes de que el musical llegara a los escenarios. Esta interpretación fue éxito en el Reino Unido y se mantuvo en la cima de las listas de sencillos. La Covington no fue al escenario a protagonizar la obra por su antipatía con la mujer que inspiró al personaje central.

Elaine Paige, en 1978, asumió el papel de Eva Perón en la primera producción teatral de Evita en Londres. Su versión de «Don’t Cry for Me, Argentina» también se convirtió en una de las más emblemáticas en todas partes menos la Argentina, donde -prácticamente- nadie sabe quién es esta extraordinaria artista. Hablamos de una cantantede brillo propio asumiendo la interpretación de una porquería musical

Estados Unidos también cayó en la trampa y en 1979, Patti LuPone interpretó el papel de Eva en la producción de Broadway. Su versión se considera una de las más power por su interpretación vocal utra apasionada. Pero Patti o Mercury o Gardel serían insuficientes. Nueva York cabeceaba de aburrimiento

Uno de los momentos más populares de este canto cucarachero llegó con la adaptación cinematográfica de Evita dirigida por Alan Parker. Madonna interpretó a Eva Perón y grabó «Don’t Cry for Me, Argentina» para la banda sonora del filme. Su versión fue bien recibida comercialmente y alcanzó las listas de éxitos en diversos países por el hecho de ser Madonna. Una mancha en su carrera. Veamos las adaptaciones en español

  • Paloma San Basilio (1980): En la adaptación española del musical Evita, la reconocida cantante española Paloma San Basilio fue quien interpretó a Eva Perón. Puaj. Su versión en español de «No llores por mí, Argentina» es una de las más conocidas en el mundo hispanohablante y se convirtió, sin la más mínima justicia, en un éxito en España y América Latina. La adaptación de la letra en español fue fiel al espíritu original de la obra, aunque algunos cambios sutiles fueron realizados para ajustarse mejor al idioma.
  • Nacha Guevara (1986): En la versión argentina de Evita, la actriz y cantante Nacha Guevara asumió el rol de Eva Perón y también grabó «No llores por mí, Argentina». Ni fu ni fa que haya sido ella. ninguna cantante habría podido lograr que el tema se transforme en aceptable
  • Isabel Pantoja (1996): En su álbum Amor eterno y antes de ir presa por lavado de activos, la cantante española Isabel Pantoja incluyó una versión de «No llores por mí, Argentina», demostrando el incomprensible alcance que la canción tiene en el mundo de la música popular, más allá del ámbito teatral.

Y hubo más versiones de artistas populares que no percibieron la nocividad de del vergonzoso paquete musical.

  • Sarah Brightman: Como colaboradora frecuente (y cónyuge) de Lloyd Webber, la soprano Sarah Brightman también grabó su propia versión de la canción, que fue muy popular entre sus seguidores.
  • Sinead O’Connor: En 1997, la cantante irlandesa Sinead O’Connor multiplicó la apatía melódica del tema y ofreció una versión aún más debilitada y melancólica de la canción para el disco tributo Andrew Lloyd Webber: The Premiere Collection Encore. Peligro de corchazo.

A lo largo del tiempo, «No llores por mí, Argentina» se ha transformado en una de las canciones más versionadas en la historia del teatro musical, tanto en inglés como en español. Sin embargo, su popularidad no ha impedido que la canción también genere divisiones, siendo amada por muchos y criticada por otros que la consideran sobreexpuesta y monótona.

Una traducción precisa nos hace conocer qué dice la versión original de la letra de Tim Rice:
No será fácil, pensarás que es extrañoCuando intente explicarte cómo me sientoQue todavía necesito tu amor después de todo lo que he hechoNo me creerás, todo lo que verás es una chica que una vez conocisteAunque se viste de gala Contigo,de seis en siete Tuveque dejar que sucediera, tuve que cambiarNo pude quedarme toda mi vida en la ruina
Mirando por la ventana, manteniéndome fuera del solAsí que elegí la libertad, corriendo y probando todo nuevoPero nada me impresionó en absolutoNunca esperé que
No llores por mí, ArgentinaLa verdad es que nunca te dejéDurante todos mis días salvajes, mi loca existenciaCumplí mi promesaNo mantengas tu distancia
Y en cuanto a la fortuna, y en cuanto a la fama,nunca los invitéAunque al mundo le parecía que eran todo lo que deseabaSon ilusiones, no son las soluciones que prometieron serLa respuesta estuvo aquí todo el tiempoTe amo, y espero que me amesNo llores por mí, Argentina
No llores por mí, ArgentinaLa verdad es que nunca te dejéDurante todos mis días salvajes, mi loca existenciaCumplí mi promesaNo mantengas tu distancia
No llores por mí, ArgentinaLa verdad es que nunca te dejéDurante todos mis días salvajes, mi loca existenciaCumplí mi promesaNo mantengas tu distancia¿He dicho demasiado?No hay nada más que pueda pensar en decirtePero todo lo que tienes que hacer es mirarme para saberQue cada palabra es verdad

Cuando Luis Aguilé creó su famoso «Es preferible reir que llorar», no tomó en cuenta que eso depende de algunas circunstancias. A veces, es preferible que lloremos, con tal de que no nos invadan el oído con residuo sonoro.

 

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