• Diario 5 -Buenos Aires, jueves 20 de marzo de 2025

Especialmente, en Occidente.

FOTO: Reuters. Mujeres pioneras en el clima 2024. Fila superior desde la izquierda: Catherine Atkin, Claire Lund, Damilola Ogunbiyi, Rachel Kyte, Dra. Friederike Otto. Segunda fila desde la izquierda: Dra. Edda Aradottir, Halla Tomasdottir, Heather Buchanan, Kate Brandt, Dra. Kat Bruce. Tercera fila desde la izquierda: Kathy Baughman Mcleod, Dra. Komiko Harata, Laura Clarke, Dra. Maria..

El Día Internacional de la Mujer es, efectivamente, celebrado en la mayoría de los países del mundo. En occidente, seguimos debatiendo sobre los logros alcanzados en materia de igualdad de género y sobre las deudas que las sociedades supuestamente «modernas» aún no pudieron resolver

Y atención con la incompletud de las simbologías. No se cumple en todo el mundo esta conmemoración. O, al menos, no tiene lugar en la misma fecha. Menos aún con el mismo enfoque.

Hagamos foco en algunos países árabes: En Irán, Arabia Saudita o Afganistán, las restricciones religiosas y políticas hacen añicos la celebración de esta jornada. Y algunos «aflojan», como Túnez o Vietnam, donde los actos por la fecha  son livianos y cargados de matices culturales propios. Podría decirse que son más bien «de compromiso»

Los avances reales que transformaron la vida femenina, vinieron de la mano de Occidente. En las últimas décadas, la mujer conquistó derechos casi todas las esferas de la vida pública y privada. Las que más se ve es la inclusión laboral. El avance más importante, producido con mayor naturalidad con menos observación crítica a través del siglo XX había sido el acceso a la educación superior, la participación política.

Faltaba plantar -a nivel global- la visibilización de la violencia de género y los ahora llamados femicidios que, gracias a la efectividad del proceso de mejora posicionamiento social de la mujer de estas últimas décadas, se eliminó el facilismo conceptual del «crimen pasional».

No es fácil asegurar que hemos efectuado avances significativos hacia una sociedad más equitativa. Pero hay serios intentos. En casi todos países de Occidente, la legislación en temas de igualdad salarial, licencias por maternidad y políticas de prevención del acoso laboral pasaron a ser parte de la «agenda» de todos.

Por supuesto que movimientos sociales como Ni una Menos, #MeToo o las protestas del 8M hicieron su aporte para romper el silencio en torno a abusos históricos y para exigir una mayor responsabilidad institucional en la protección de las mujeres. Incluso contribuyeron con proyectos de leyes que pongan un aporte a una mayor sensibilización social.

A pesar de los avances, la pátina machista aún permanece en muchas áreas de la vida cotidiana, especialmente en América Latina. La violencia de género sigue siendo un flagelo. Por supuesto que las desigualdades en el ámbito laboral, son un derivado de las desigualdades absolutas. Por lo demás, ignominias como el techo de cristal y la brecha salarial continúan atentando contra el desarrollo profesional -y personal- de millones de mujeres.

Ni qué hablar de los estereotipos de género. Algunos se perpetúan en los medios de comunicación, en la publicidad y en la cultura popular. En esos y otros ámbitos de tradición «machiruloide» se conserva intacta la visión sesgada de lo que las mujeres pueden o deben hacer. La educación jugaría un gran papel en este laberinto de prejuicios y creencias medievales. En honor a la verdad, sólo los países nórdicos muestran una formación basada en el respeto y la igualdad, desde la infancia.

Aprovechar cada 8 de marzo recordando nuestra necesidad de políticas públicas efectivas como de un cambio cultural profundo, es arrancar bastante bien. El ángulo de la escena al que deben ir todos los focos es la autonomía de las mujeres. Detrás, podrán venir la garantía de su seguridad (promovida por mujeres con liderazgo impecable) y la participación equitativa en todos los ámbitos de la sociedad.

Política pura. Y de la buena. Eso es lo que exige la búsqueda de la igualdad (sí, correcto, la lucha). Lamentablemente, ciertos objetivos de máximo interés popular suelen ser bastardeados por la politiquería a la que se ven tentados muchos dirigentes cuando ven lo rentable que les resulta hablarle de ciertos temas a un público que espera ávido algunas soluciones a su vida. Pues bien, todo el proceso de lucha por los derechos de la mujer es uno de eso temas tentadores para los canallas de la política de puro humo. Siempre debemos tener cuidado.

Feliz día. Todo logro, visto hoy, es fruto de una historia de lucha colectiva y perseverancia. En todas partes.

 

 

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