Una semana antes de definir la libertad del Río de la Plata eliminando el virreinato, muchos hombres se reunían en algunas residencias porteñas para delinear el plan revolucionario.
El poder colonial no podía frenar una noticia de la que todos hablaban: Napoleón estaba manejando a España a su antojo, así que ¿cómo iba España a manejar esta tierra?
Siempre es fascinante imaginar la previa: eran días en los que el virrey Cisneros proclamaba lo que ya no era, incitando a los habitantes de Buenos Aires a conservar su fidelidad al Rey. Esas reuniones se hicieron el 18 de mayo en las casas de Hipólito Vieytes y de Nicolás Rodríguez Peña, más las indicaciones especiales a los jóvenes que debían cuidar de lugares estratégicos de la ciudad.
Es que no se sabía si lo que se iba a intentar resultaría incruento o sanguinario. Ese 18 de mayo se decidió que el 22 habría Cabildo Abierto. De ahí en más, nada iba a detener la libertad de América (por lo menos por un buen tiempo).
Se conspiraba. Fue el único complot contra un gobierno que la historia Argentina acepta de buen grado. Hoy, 18 de mayo recordamos la fecha de la gran confabulación criolla contra la colonia. Una trama que finalizó exitosa una semana después, el 25 de mayo.
Detalle: la jabonería de Vieytes estaba enclavada en el lugar exacto en el que hoy se encuentra el Metrobus tomando la esquina de la estación en la Calle México. La casa se encontraba en el número 1050. Quiere decir que fue demolida para la realización del tramo Belgrano-San Juan, de la Avenida 9 de Julio contruído entre 1970 y 1971, bajo la intendencia dictatorial de Saturnino Montero Ruiz.
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