Terminemos con el concepto infantil de que la Argentina es un centro de pensadores con 46 millones de especialistas en todo. El papelón que estamos haciendo ya es inconmensurable.
Pedro Cahn dijo que los chicos se contagian y contagian a otros. Y que la escuela no tiene por qué ser un foco de contagio. El médico entró en la gran polémica fgrenhte a toda una porción de la sociedad que se desvive por el regreso a clases.
Otra idea de Cahn: todo depende de cómo se maneje la situación. Al abrír las escuelas, hay que poner la lupa en cómo viaja la gente. Los maestros que tienen trabajo en tres escuelas no pueden conformar una burbuja, ¿qué hacemos? Hay muchas cosas para resolver, reflexiona el doctor.
En otro extremo de las posiciones, “Hay que volver a la escuela” fue una carta viralizada escrita en noviembre por Sebastián Katz, uno de los docentes que firmó, aclarando que “veíamos que en todos lados decían que los chicos quieren volver, que los padres también quieren eso pero que los docentes no. Y no es tan así, no es el 100% de los docentes, somos muchos los que creemos que es necesario abrir”.
Tenemos que empezar a acostumbrarnos a escuchar y, si Dios quiere, aprender a pensar. Muchos dicen que la división política en la Argentina está haciendo tomar posición a las personas de manera taxativa: kirchneristas, esperar para las clases y macristas, que comiencen ya. Y es real. Como es habitual en el país, la pelotudez se impone con comodidad.
Spanish (Spain) 
Spanish (Argentina)