El boom de las visitas teatralizadas

“Como están? Desde la piel de Manucho Mujica Láinez, tengo sumo placer en invitarlos a todos ustedes para que en los cuartos sábados de cada mes a las 15:30 nos encontremos aquí, en las barrancas de Belgrano, para seguir “mis huellas”, las huellas de Manuel Mujica Láinez. Nos encontramos en la esquina de Sucre y 11 de Septiembre. Cuarto sábado de cada mes. No se olviden… porque los esperamos.”

Así arranca el vídeo promocional de la visita teatralizada que todos los meses tiene lugar en el Barrio de Belgrano para conocer la de las de la vida de uno de los más encantadores escritores argentinos, que aún padece de una injusta falta de reconocimiento. El actor que lo presenta, es un Manucho creíble, simpático, conocedor de todos esos rincones de Belgrano y de tantas fantasías porteñas. Y en esas fantasías se va introduciendo el público que lo sigue caminando a través del parque de las barrancas donde puede aparecer Pier Francesco Orsini, el narrador de Bomarzo o los protagonistas de Misteriosa Buenos Aires, responsables de la fascinante combinación entre realidad y fantasía.

Mientras el imaginario Manuel Mujica Lainez  juega a ser el verdadero Manuel Mujica Lainez  junto a sus compañeros de ficción y realidad, el público presente comienza entender sobre El Viaje de los Siete Demonios, El Gran Teatro, El Hombrecillo del Azulejo, El Unicornio, Cecil, El Laberinto, Crónicas reales y, si nos descuidamos, hasta podríamos encontrar la esencia de Un Novelista en el Museo del Prado.

El trabajo actoral que cumple con satisfacer al público que asiste a la visita teatralizada deja entrever la fineza, el alto recurso lingüístico, la condición de porteño especial, algo de su insoslayable alcurnia y mucho de su genialidad creativa. Manucho era tan culto que él sabía aprovechar esa condición para no escribir cosas que el público no alcanzará a entender. Todo esto, sin dejar de recurrir permanentemente a expresiones originales y de gran poder, tanto descriptivo como narrativo.

Si se las maneja con buen criterio, las visitas teatralizadas pueden ser, desde el punto de vista cultural, una verdadera vaca lechera: es un mecanismo atractivo para utilizarlo didácticamente y abre el espectro de posibilidades laborales para actores, guionistas y especialistas en puesta en escena y situaciones en vivo.