• Diario 5 -Buenos Aires, miércoles 21 de mayo de 2025

El ícono porteño estrena su mirador panorámico

Desde el corazón de Buenos Aires, el Obelisco vuelve a marcar un hito. El monumento más representativo de la Ciudad inauguró su mirador panorámico, un espacio inédito que permite ver la capital desde su punto más emblemático, a 67,5 metros de altura. El ascensor recientemente instalado —con un lado vidriado y otro con pantalla— permite ascender en apenas un minuto. A esa altura, cuatro ventanas en la cima regalan una vista como ninguna otra.

La intervención no es un simple cambio: es una reivindicación del proyecto original del arquitecto tucumano Alberto Prebisch, quien en 1936 ideó el monumento con la idea de incluir un ascensor interno. Aquel deseo, expresado incluso en una carta oficial al Ministerio del Interior pocos días antes de la inauguración, recién se concretó 88 años después. Una obra largamente postergada que, al fin, encontró el momento justo.

La entrada se realiza desde la Plaza de la República, donde fue izada por primera vez la bandera nacional en la Ciudad. Apenas se suben ocho escalones para acceder al ascensor, montado en el interior del monumento mediante un sistema de anclajes. Al finalizar el trayecto vertical, el visitante aún debe subir 35 escalones más por una escalera metálica para alcanzar el mirador.

El interior fue cuidadosamente acondicionado: se instalaron nuevas instalaciones eléctricas, se fijó la escalera caracol y se armó el ascensor en partes dentro del propio Obelisco, ya que la única entrada disponible sigue siendo la original.

Durante mayo —mes aniversario del monumento— se ofrecen visitas gratuitas con cupo limitado para vecinos y vecinas. Además, el Ente de Turismo trabaja en una licitación para operar el mirador, que incluirá una propuesta museográfica.

El Jefe de Gobierno, Jorge Macri, celebró el proyecto junto a autoridades del gabinete y representantes del sector turístico. Aseguró que este hito “revaloriza uno de los símbolos porteños” y lo pone a la altura de las grandes capitales del mundo, donde los miradores son protagonistas del paisaje urbano y cultural.

Inaugurado el 23 de mayo de 1936, el Obelisco fue construido en tiempo récord —solo 31 días— para celebrar los 400 años de la primera fundación de Buenos Aires. Aquel día, el intendente Mariano de Vedia y Mitre definió al monumento como “la materialización del alma de Buenos Aires, que va hacia las alturas”.

Hoy, ese espíritu sigue ascendiendo.

El Obelisco es Monumento Histórico Nacional desde 2005. Su revestimiento original de piedra blanca de Córdoba fue sustituido por revoque en 1939, tras el desprendimiento de algunas lajas. La semana pasada también se reemplazó su pararrayos por primera vez desde su inauguración, con una operación milimétrica que requirió una grúa de gran porte y operarios suspendidos en altura.

Consideraciones adicionales

La apertura del mirador representa mucho más que una mejora turística: es una forma de apropiación cultural y emocional del ícono urbano por excelencia. En una Ciudad que se renueva pero conserva huellas profundas, el Obelisco no cambia su forma ni su sentido, pero suma una nueva manera de ser vivido. Mirarlo desde abajo era tradición. Mirarlo desde adentro, ahora, es privilegio.

Un monumento que se hizo para ser símbolo, se convirtió también en experiencia.

 

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