Zanotti toma como excusa el Día del Reciclaje para definir la capacidad de asumir responsabilidades de nuestra propia generación.
Las permanentes campañas de concientización sobre cómo afecta a nuestra vida el uso de bolsas plásticas, incluyen el establecimiento de diversas fechas referidas a toda acción que tienda a regenerar la condición de vida en muchos focos de los mares del mundo, que se están llenando de miles de millones de bolsas plásticas prácticamente indegradables.
Hace menos de un mes nos anticipamos a un evento del que se espera produzca el golpe de gracia a la puesta en marcha de una ultra necesaria conciencia nueva sobre los desajustes ecológicos que -como «seres superiores» del planeta- estamos perpetrando.
El hecho de que los bloques de polietileno que, por su peso y densidad logran sumergirse, lleguen a taponar el plancton y otras superficies naturales marítimas, ponen al ecosistema en un grado de riesgo tal, que aún no ha sido visualizado como corresponde, especialmente en países con altísimo grado de irresponsabilidad, como la Argentina del Siglo XXI.
No es novedad ni nadie se sorprende u ofende ante la afirmación de que tenemos, como grupo humano de convivencia y distribución de roles, una inmensa dificultad para asumir aparte de que la vida no comenzó ayer ni se termina mañana, tenemos que comprender que, como eslabón del árbol genealógico de la historia nacional, no alcanzamos la jerarquía de nuestros ancestros y seremos superados de manera aplastante por nuestros sucesores
Hemos echado por tierra metas estructurales cumplidas, criterios culturales consensuados, avances humanos genuinos y beneficios materiales aceptables, que varias generaciones habían logrado construir. Esta premisa se cumple tomando la referencia desde cualquier tiempo de la historia argentina que elijamos.
La nuestra es la única tierra en la que se les puede atribuir certeza tanto a Jorge Manrique en la Coplas por la Muerte de su padre («Como a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado fue mejor«) como a Luis Alberto Spinetta en la Cantata de los Puentes Amarillos («Aunque me fuercen yo nunca voy a decir. Que todo el tiempo por pasado fue mejor, mañana es mejor«).
Somos, sin lugar a discusión, la generación más destructiva, ignorante e indolente que hubo y habrá. Cualquier tiempo de la historia es mejor que el que estamos construyendo nosotros. Todos nos supera. Sí, somos los peores de la historia.
Ayer fue el Día del reciclaje y el Obelisco fue intervenido artísticamente con una obra colectiva “El plástico con el que vivimos”, de Luz Interruptus, la anónima agrupación internacional especializada en este tipo de expresiones en todo el mundo.
A la vista, una parva incontable de bolsas de todos los colores, acomodadas cual revestimiento, conforma una estructura que ensancha los 15 a 18 metros inferiores del emblemático monumento.