Como parte de un plan estratégico que permita combatir el delito, altamente diseminado en lo que va de este año, Ministerio de Justicia y Seguridad tomó la decisión de establecer más controles en los puentes de acceso a la Ciudad de Buenos Aires. El llamado Anillo Digital tendrá un complemento que tiende, según las autoridades, a prevenir hechos delictivos. A las políticas de seguridad puestas en marcha en los últimos meses, se creó una nueva mecánica de retenes policiales en los puentes Avellaneda, Pueyrredón, Bosch, Victorino de la Plaza, Uriburu y La Noria.
El Secretario de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D´Alessandro explicó que estos controles son móviles y no tienen horarios fijos con el objetivo de no generar un patrón para que los delincuentes puedan evitarlos. Más allá del factor sorpresa del horario, es de esperar que existan más pautas desconocidas y manejadas como total Secreto de Estado, por razones de obvia previsibilidad. Es más: se hace definitivamente necesario que un serio departamento de trabajo, integrado por expertos y agentes de probada idoneidad se hagan cargo de los cabos sueltos que suelen quedar visibles en internet –especialmente en las redes sociales- y que terminan siendo claves si se las detecta a tiempo.
El gobierno asegura que con esta metodología se logró apresar personas y automóviles con pedido de captura. Por eso, D´Alessandro justifica la determinación, recordando que hace unos días lograron detener a dos ladrones que, tras el robo una moto en Avellaneda, intentaron cruzar el puente y fueron detenidos en el puente Pueyrredón.
Vale el esfuerzo. Y aunque nadie se lo pedirá a este gobierno ni a ninguno que lo suceda, glorioso acto sería, también, sincerar la situación frente a las cuatro generaciones de argentinos de mayor edad, que consideran que el problema de la inseguridad podría tener una solución que haría desembocar a la Ciudad de Buenos Aires y a la Argentina toda, en una forma de vida similar a aquella por la que buena parte de esas personas atravesó en los años que van desde fines de la década del 40 hasta 1989. Existe un 62% de miembros de esas franjas etarias que no asume ni por asomo que esa recuperación no será posible bajo ningún concepto hasta que se tomen medidas para un plan de Educación, Formación Económica, Solidaria y Tecnosocial de larguísimo plazo y cuyo resultado definitivo y real -suponiendo que lo pusieran en marcha hoy mismo– apenas podrán comenzar a percibirlo las personas que nazcan a partir de dentro de unas tres décadas. Por lo tanto, y viendo que el cortoplacismo facilista es lo único de lo que se alimentan la clase política argentina y la sociedad de la ella es originaria, será mejor que exista un acuerdo más o menos generalizado, ya que se intentará combatir al delito al estilo de siempre, es decir, haciendo crecer el aparato de seguridad y sus fuerzas, de las que siempre se duda acerca de si son eficientes y suficientes.