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El porteño como anfitrión II

Pordiario5

Jul 29, 2017

Hay que crecer como sociedad para alcanzar a ser anfitriones de calidad.
Hay que crecer como sociedad para alcanzar a ser anfitriones de calidad.

En realidad, la calificación de Apto Full como guía de la propia aldea, la va formando la experiencia personal combinada con las colectivas. Existen ciudades en el mundo con un acostumbramiento a tratar al turismo como no se puede lograr en Buenos Aires ni siquiera en 100 años. No porque no seamos capaces, sino porque ese aprendizaje colectivo se va forjando desde que  alguna vez un forastero arribó a ese sitio. Y en esa condición hay ciudades que reciben visitas deliberadamente hace siglos y Buenos Aires todavía está carente hasta de las suficiente cantidad de puestos turísticos que amerítaría tener.

Lo que tiene el porteño de bueno -amén del alto promedio de discriminación, xenofobia y tendencia burlesca que se observa sobre algunos extranjeros y etnias- es que su vocación por viajar lo ubica como un anfitrión aceptable a la hora de colaborar con el turista. Es difícil, claro: aún existe el ladrón detrás de la careta de taxista -cobarde que no se animaría con nadie de esta redacción- y procura ventajear a un pasajero extranjero al que nunca más tendrá cara a cara en uno de los bodegoncitos donde los muchachos del gremio paran a almorzar a diario.

Otra parte de la verdad: dentro del país, existen muchos puntos de atracción turística en los que, a modo de promedio y también por experiencia colectiva extendida, los habitantes observan un comportamiento muy superior al del porteño como anfitriones. Mendoza, Bariloche, Salta, Cataratas y Calafate responden a esa premisa. Incluso Córdoba, más allá de la histórica mala fama del capitalino cordobés de indicarte mal una calle y hacerte caminar hacia el lado contrario al que necesitás. En la Costa Atlántica ocurre algo extraño: todos saben cómo se debe actuar pero algunos se muestran apáticos, mostrando que solo se mostrarán solícitos si la situación en la que se encuentra el viajero es compleja.

En 2017 la cantidad de visitas a la Ciudad de Buenos Aires no es tan importante como cuando el dólar se presentaba más valorado frente al peso. En realidad ocurre un fenómeno fatal para el turismo de recepción: el dólar no tiene un valor como para atraer turistas y encima el país -Buenos Aires, especialmente- está carísimo en pesos. No obstante, existe un remanente de viajeros que habían programado su presencia en la ciudad.

Hoy existen fuentes de comunicación global, basadas en internet, que distribuyes noticias, opiniones de las personas que viajan, precios actualizados al momento, formas de viajar dentro de los países que se visitan y detalles de todo lo que conforma el organigrama de actividades que puede realizarse en un determinado lugar del mundo. Son las redes sociales, Youtube y las plataformas especiales para smartphones y dispositivos móviles. Allí, permanentemente se cruza información de la que daremos cuenta en el próximo informe referido a la condición del Porteño como Anfitrión.

 

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