• Diario 5 -Buenos Aires, sábado 8 de febrero de 2025

A los argentinos nos cae en verano y -si somos perseverantes- podría ser la puerta a la incorporación de la Gratitud como Estilo de Vida. En algunos lugares parece afianzarse como una oportunidad para reconectar con lo esencial. No hay que descartare que la Gratitud puede ser Clave para la Felicidad. ¿Lograremos que el 11 de enero llegue a ser una fecha para reconocer y celebrar?

Viendo todos que el ritmo acelerado muchas veces nos aleja de lo esencial, el Día del Agradecimiento emerge como una pausa significativa. Más allá de su aparente simpleza, tener un momento anual para reflexionar sobre el poder transformador de la gratitud hacia nuestras relaciones, no sería una oportunidad desechable para «inspeccionar» nuestra propia percepción de la vida.

Más allá de entenderse como una expresión de cortesía, la gratitud es una actitud que enriquece la experiencia humana. Al decir “gracias” con sinceridad, reconocemos el esfuerzo y la generosidad de quienes nos rodean, cultivando un ambiente de empatía y conexión. Cada gesto amable, cada palabra o acción que recibe nuestro aprecio, fortalece los lazos que nos unen y nos hace más conscientes de algunas bendiciones cotidianas.

Diversos estudios demuestran que la gratitud no sólo mejora relaciones, sino que impacta positivamente en el bienestar emocional. No son pocos ni recientes los estudios que aseguran que practicarla regularmente incrementa nuestra capacidad de resiliencia, aligera el peso de los emprendimientos diarios y potencia la salud mental. El simple acto de agradecer activa neurotransmisores como la oxitocina y las endorfinas, generando un efecto duradero de bienestar y satisfacción personal.

Seguramente, cada uno verá que el Día del Agradecimiento nos hace apuntar hacia familiares, amigos, maestros, colegas y otros que merezcan reconocimiento. Lo mejor que podría sucedernos es construir una cultura de gratitud que trascienda al 11 de enero: valorar algunas cosas que parecen menores, agradecer por las grandes y reconocer la influencia positiva de nuestras mejores relaciones. Nada más anhelable que hacer de la gratitud una práctica constante.

¿Quién nos negaría que detenernos para agradecer nos reconectará con lo verdaderamente valioso? Se trata nada menos que de agradecer, es decir, poner en estado de reconocimiento dorado a las personas y los momentos que llenan de sentido nuestras vidas.

Ahora bien: en los Estados Unidos el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving) es una tradición de máximo arraigo.

Comparemos.

El Día Internacional del Agradecimiento se celebra el 11 de enero, mientras que el Día de Acción de Gracias tiene lugar el cuarto jueves de noviembre en Estados Unidos. Estas fechas, aunque comparten el núcleo común de promover la gratitud, presentan diferencias significativas en su origen, propósito y alcance.

El Día Internacional del Agradecimiento, como marcábamos, busca difundir el valor universal de ser agradecidos hacia los demás, sin vinculación con una tradición cultural o religiosa específica. Hay que tomar en cuenta que se trata de un día simbólico -y reflexivo, si se quiere- que no incluye rituales ni costumbres establecidas, con un enfoque global que invita a todos a practicar la gratitud en cualquier contexto de la vida.

Por otro lado, el Día de Acción de Gracias, profundamente arraigado en la cultura estadounidense, tiene como propósito agradecer las bendiciones recibidas durante el año. Es una de las celebraciones más importantes en Estados Unidos, caracterizada por reuniones familiares y una comida tradicional que incluye platos como el pavo, el puré de papas y el pastel de calabaza. Además, esta fecha está acompañada de eventos emblemáticos como el desfile de Macy’s y partidos de fútbol americano, lo que refuerza su carácter festivo y comunitario.

A pesar de sus diferencias, ambas fechas coinciden en subrayar la importancia de la gratitud como un valor esencial. Tanto el Día Internacional del Agradecimiento como el Día de Acción de Gracias promueven el reconocimiento de lo valioso y el fortalecimiento de las relaciones personales, aunque cada uno lo hace desde perspectivas y contextos diferentes.


 

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