Es una parte importante de la historia del barrio de Boedo. En las esquinas de las Avenidas Boedo e Independencia siempre hubo comercios destacados. Ese desarrollo se produjo a toda máquina y con gran aporte y empuje de habitantes de la zona, dispuestos a darle el brillo que iban obteniendo la mayoría de las áreas porteñas de fines del S XIX y principios de S XX, en la medida en que los habitantes se sumaban de a miles con las inmigraciones.
El frontispicio que se observa en la esquina Sudoeste de la intersección, es una señal de la etapa de crecimiento del barrio. En ese edificio funcionó durante apenas treinta años, hasta 1933, la sucursal Boedo de las Tiendas Dell’Acqua, cadena textil de «blanco y mantelería» con productos de alta calidad, comparables con lo que se podía adquirir en Gath y Chaves, La Favorita, La Unión, Voss, Tow, A la Ciudad de México, Tiendas San Miguel, Harrod’s y A la Ciudad de Londres, Tienda El Nuevo Siglo y otras de renombre. Dell’Acqua también era fabricante.
A mediados de la década del ’30 ya se habían cambios en los edificios de los locales y en los mismos comercios del barrio. Pasado casi un siglo, el frontispicio con la imagen armada en venecitas sigue indemne, No obstante, hay voces que se alzan en nombre del deseo de encontrar una forma de conservación para evitar tener que lamentar consecuencias ante la permanente exposición a la erosión.
La elegancia de la esquina de Independencia y Boedo en los tiempos de la sucursal de Tiendas Dell’Acqua genera angustias y ansiedades, dada la pérdida de una mística que no llegamos a conocer y por la que nos sentimos con derechos por el solo hecho de ser porteños.