Algunos informes internacionales develan que el trabajo necesario para obtener una gama de servicios que mejoren la calidad de vida de las personas con discapacidad no tiene modelos definitivos en ningún país del mundo, por lo que el trabajo que se realiza en la Ciudad de Buenos Aires y en la Argentina toda debe continuar con su desarrollo, aunque siempre prestando atención a cualquier obtenido en cualquier lugar del mundo a causa de una buena idea o una buena decisión política.
Ya en 2015, un estudio realizado por una institución de vanguardia en temas de inclusión en Italia, indica, casi sin eufemismos: “Vacaciones, la accesibilidad sigue siendo un sueño para 10 millones de italianos”. No sólo para las personas con discapacidad, sino para los ancianos, también los enfermos crónicos y sus familias.
Si hubiera instalaciones adecuadas, este ejército de turistas podría desencadenar importantes recursos y en su lugar, perdemos € 11,7 mil millones al año. Casi diez millones de italianos (el 16,4% de los hogares) experimentan en sus vacaciones problemas de accesibilidad.
Estos son los resultados de la undécima edición anual de la Europcar, del Instituto de Investigación Doxa. Por primera vez en Italia, de acuerdo con los estudios encargados por la UE sobre el tema, se han tenido en cuenta no sólo las personas con discapacidades físicas o deficiencias sensoriales y las personas mayores, sino también categorías tales como los enfermos crónicos, los turistas que viajan con sus mascotas , familias numerosas, domésticos y viajeros con niños pequeños.
En detalle, el valor relativo a los turistas con discapacidad y las personas mayores con problemas de accesibilidad son ampliamente en línea con las de Europa y son un número muy significativo, de 4,2 millones de personas (2,8 personas mayores y aproximadamente 1,4 los turistas con discapacidad). El 16,4% de las familias italianas declaran que tienen, en vacaciones, la necesidades de infraestructura para niños (31% de ellos), atención de salud (aquí existe un 27% de demanda para todos los objetivos), mientras que el 23% requiere estructuras para accesos específicos.
Curiosamente, el 5% de los hogares italianos declaran que no tenían necesidades específicas en el pasado, es decir, que puede existir una necesidad de temporal. Hay quienes argumentan que la accesibilidad no debe ser considerada un nicho de turismo, sino que por políticas de estado, las empresas deben trabajar acorde a las leyes para que esta personas sean protegidas.
El vehículo que se considera menos accesible en Italia es el tren: rechazado por el 46% de los encuestados, especialmente por la mala infraestructura de muchas estaciones. Una vez en su destino, lo que estos 10 millones de turistas piden es: En primer lugar, la eliminación de barreras arquitectónicas, (63% de los encuestados): luego, hacer que las personas con discapacidad física o sensorial y de la tercera edad (también los enfermos crónicos) cuenten con la existencia real y la calidad de los servicios ofrecidos que no alcanzan lo niveles necesarios.
Italia reconoce que sigue habiendo un problema de organización que necesita un sistema que coordine toda esta compleja red y que no se puede dejar a la discreción de los operadores individuales. De todos modos alegan que la formación del personal de las empresas turísticas a través de medidas legislativas menos restrictivas mejoraría los servicios y contenidos para un apoyo real de los más vulnerables, tanto en vacaciones como en el resto del año.
En Argentina, los gobiernos trabajan bajo el asesoramiento de algunas entidades y organizaciones, más el criterio aplicado por medios de comunicación especializados.
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