Independientemente de la decisión del gobierno dictatorial de la toma del 2 de abril de 1982 motivado por su propio estrangulamiento político y los espantosos resultados de la Guerra de Malvinas para la Argentina, existe una auténtica batería de motivos por los que nuestro país no debe ceder en sus reclamos por la soberanía del archipiélago.
Cada 10 de junio relanzamos nuestra Afirmación del Derecho Soberanode la Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
Los argumentos a favor de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas se basan -en primer lugar y aunque bien podría estar en otro orden de prioridades- en el mismísimo precedente de sus reclamaciones históricas: la Argentina las heredó de España después de su independencia. Las islas eran originalmente parte del territorio colonial español.
Aunque la proximidad no siempre se acepta como un parámetro indiscutible, debido a que otras naciones cercanas podría argumentar el mismo derecho, en este caso sí es imposible encontrar otro país que pueda argumentar derecho por proximidad ante la evidencia que favorece a la Argentina en ese aspecto. Las Islas Malvinas están geográficamente cerca de Argentina y muy lejos del Reino Unido.
Más a nuestro favor: varias resoluciones de las Naciones Unidas piden negociaciones entre la Argentina y el Reino Unido para llegar a una solución pacífica respecto de la disputa de soberanía.
Para una mayoría de argentinos, las Islas Malvinas no sólo son consideradas como parte integral de nuestro territorio, sino que se suma un factor de identidad nacional que los británicos no igualan.
Por supuesto que el Reino Unido presenta argumentos en contra de los derechos argentinos y a favor de su soberanía sobre las Islas, especialmente haciendo hincapié en la controvertida Autodeterminación. Según ellos, los actuales habitantes de las Islas Malvinas han expresado «constantemente» su deseo de seguir siendo un territorio británico de ultramar, como se demostró en referendos.
Pero la consulta popular por la autodeterminación de los isleños no es reconocida por nuestro país, que en 2013 denunció la poco transparente forma de presentar los resultados y ausencia de aprobación por parte de las Naciones Unidas
Otros motivos que los ingleses dan por válidos son lo que ellos llaman la «Presencia histórica» y «Marco Legal», aduciendo que el RU ejerció una administración continua de las islas desde 1833 (interrumpida entre abril y junio de 1982) y que su soberanía se basa en el derecho internacional que le adjudicaría su administración, defensa y gobernanza «de larga data», con apoyo de la población local.
Por otro lado, entre los argumentos históricos, la Argentina afirma su derecho a las Malvinas, bo sólo porque heredó las islas de la corona española. Hay que incluir en el devenir del control territorial del archipiélago, que los británicos abandonaron las Malvinas en 1774, que ellos mismos reconocen haber «permanecido en silencio durante más de 50 años » pero que en la década de 1820 objetaron la declaración de soberanía de una Argentina recién independizada.
Otro punto que se suma al argumento argentino por la proximidad de las islas al continente sudamericano es que está incluido en las disposiciones transitorias de su Constitución. La Argentina ha disputado durante mucho tiempo este reclamo de propiedad, habiendo tenido también el control de las islas durante un breve período antes de 1833.
Después de la guerra, los reclamos en competencia cambiaron de perfil con el descubrimiento de acceso a los depósitos de petróleo ubicados en el fondo marino de las Malvinas. Desire Petroleum inició perforaciones al norte de la costa. La Argentina tuvo que denunciar que el Reino Unido violó una resolución de las Naciones Unidas que prohíbe el desarrollo unilateral en aguas en disputa.