El virtual empate técnico entre Massa y Milei, estimula a los que ya decidieron votar en blanco y los libera de ser benefactores de un supuesto líder de encuesta.
La vieja y repetida frase de política de Jardín de Infantes que rezaba que al votar en blanco «se beneficia al que va primero», esta vez, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2023, no tiene asidero.
Evitar poner una boleta dentro del sobre cuando, de verdad, no se sabe quién va a ganar, no es lo mismo que hacerlo si ya hay un candidato dominante en las encuestas. En ese caso sí, se le estaría negando apoyo a su contrincante, si es que se trataba de una opción que el votante tenía por «posible».
La diferencia entre un muestreo que prevé un triunfador y el empate técnico es inmensa y no tiene discusión.
La posición que promueve el Voto en Blanco en este balotaje es mucho más significativa y de mayor peso político que la que tomaron los seguidores de Juan Perón en las elecciones de 1958 y 1963.
El significado del voto en blanco de 2023 será muchísimo más importante que ningún otro en la historia argentina. Incluso si no alcanzara un porcentual impactante. Pero lo alcanzará.
Conocemos que en aquellos comicios que consagraron presidente a Arturo Frondizi y a Arturo Illia respectivamente y al encontrarse proscripto su líder, los peronistas demostraron que ninguno de los candidatos les resultaba aceptable. Y mandaron el sobre liviano de carga.
Tanto cuando el Gral. Perón volvió al poder en 1973, como en los gobiernos pos Perón de Menem, Duhalde, los Kirchner y el actual, el Justicialismo reivindicó la masivas manifestaciones populares en las urnas en el ’58 y el ’63. Nadie los consideró «tibios» por votar en blanco y -menos que menos- se lo iban a hacer a sí mismos. Ahora, temerosos de que el voto en blanco los podría afectar en el resultado, agitan el fantasma de la «responsabilidad democrática e institucional».
¿Por qué el voto en blanco de 2023 es más importante que los emitidos en 1958 y 1963?
- Porque entonces, al contar con un líder al que responder (Perón en su exilio en Madrid), la doctrina repartía responsabilidades y las diluía, mientras que el voto en blanco de hoy responde pura y exclusivamente al dolor de no contar con una opción satisfactoria para ir por un gobernante.
- Porque, no obstante la imposibilidad de poder votar a su preferido, las opciones de 1958 y 1963 estaban representadas por candidatos libres de toda sospecha.
- Porque, por entonces, al ostentar la población argentina un nivel de vida más de mil veces superior al actual -incluso en los estratos más humildes- nadie iba a señalar con el dedo a los abstentes como factores de ningún efecto apocalíptico para el país, mientras que se requiere de una valentía valiosa el saberse obligado a tener que enfrentar a quienes -aunque hayan cambiado su voto hacia Massa o hacia Milei en los últimos 5 minutos- los tratan estúpidamente de tibios.
La posición política del voto en blanco, hoy criticada hasta con cierta violencia por parte de quienes tienen el deseo de que uno de los dos postulantes finales llegue a la Casa Rosada, tendrá tres posibles destinos, en cualquier momento de los próximos cuatro años, durante el mandato del candidato ganador.
- Difuminarse porque se cumpla el soñado éxito del nuevo presidente.
- Formar parte de la polémica entre las agrupaciones opositoras para definir nuevos liderazgos.
- Imponerse como criterio de mayor sensatez, al ver evidenciadas sus premoniciones.
Es verdad. Cuando recuerdan las elecciones del Perón proscripto, te dicen que el voto en blanco valía oro. Pero ahora te dicen que es de traidores. Son mismos que cantaban ♪♫ si todos los traidores se van con Massaaaa ♪♫ Noooo pasa nadaaaa
votar en blanco es lo mejor, habiendo lo que hay