Alejandro Sabella saltó de la Reserva a la Primera División de River Plate y muchos hinchas que lo vieron moverse como un habilidoso cansino («Pachorra» es un apodo genial para un crack) enseguida le advirtieron formas futbolísticas de Norberto Alonso, muy River. Desde entonces, tuvo tratamiento de hombre distinto en el fútbol.
Jugó en Inglaterra, en Estudiantes en México y fue técnico de carrera completa, que acompañó a Daniel Passarella como asistente durante dos décadas.
Ya como técnico le tocó brillar en Estudiantes (a los técnicos de Estudiantes siempre les va bien con la Seleccion Argentina) y finalmente, un paso extraordinario por el banco de la celeste y blanca.
Murió en su Ciudad, La Plata, amado por sus vecinos y respetado por todo el universo del deporte. Otro sablazo para la actividad. Los diarios demuestran claramente que se fue una gran personalidad del fútbol argentino.