La poli de la Ciudad ahora se pasea con armas de baja letalidad por las zonas comerciales más movidas, desde los shoppings chetos hasta los subtes llenos de laburantes. Según el caporale porteño, Jorge Macri, estas Taser y Byrnas son ideales para dejar fuera de juego a los chorizos sin mandar a nadie al hospital. “Hoy tenemos 475 y para fin de año llegamos a las 600, más equipados que nunca», se mandó el Jefe.
Estas armas, que parecen salidas de una peli de ciencia ficción, tiran descargas o proyectiles como si fueran caramelos amargos. La posta es que con esto no solo frenan al gil que se quiere hacer el picante, sino que queda todo grabadito por una cámara para que después los jueces tengan el replay. “La alegría de inmovilizar a un loquito y que quede entero es impagable», le confesó un rati a Giorgio después de probar las Taser.
Las Byrnas, por su parte, tiran balines con gas pimienta que te dejan llorando como si hubieras perdido la Libertadores. Perfectas para desactivar quilombos sin armar un desastre. Desde Once hasta Palermo, la idea es cubrir esquinas como Cabildo y Monroe o Santa Fe y Pueyrredón.
¿Conclusión? Si sos un trucho con ganas de hacer algún bardo, pensalo dos veces porque ahora la gorra tiene jueguitos nuevos para que te quedes derechito. ¡Palo y a la bolsa, pero fashion style!
Lo de las Taser y las Byrnas no es sólo para lucirse eh! Esto le da al rati una herramienta más para actuar rápido y sin dudas. Antes era o el fierro o nada, y ya sabemos que eso no siempre terminaba bien. Ahora, los chorrones que se creían tenerla facilonga, van a pensarla dos veces antes de hacer un tirito o meter la mano donde no deben.
Desde el bunker Tripa le damos pipa a esta medida. Porque, ¿sabés qué? Acá no se trata de andar con bronca o con ganas de dar leña, sino de cuidar a la gente y que nadie termine fuera de cuadro, ni el poli ni el chupamoco. A veces, meter tecnología es una forma de avanzar para no quedarse llorando en el pasado.