• Diario 5 -Buenos Aires, jueves 12 de diciembre de 2024

El Día de la Tradición, está asociado a las costumbres que José Hernández retrató en el Martín Fierro, pieza fundacional de la poesía gauchesca. Este día, en honor al nacimiento del autor, pone en relieve los valores y símbolos del gaucho, como el mate, la indumentaria típica de las zonas rurales y pueblerinas de fin del siglo XIX, las comidas y las danzas folclóricas.

Hoy, 10 de noviembre, es la fecha.

Todo vale. Las empanadas, el asado y el locro, como la zamba, la cueca, la chacarera, el huayno, la chaya, el chamamé y la chamarrita. Sin embargo, más allá de las costumbres rurales, esta fecha también nos invita a reflexionar sobre la diversidad de tradiciones urbanas, especialmente el tango y sus expresiones asociadas, que también forman parte del acervo cultural argentino.

El tango, al igual que el folclore (o como parte de él) nació como una expresión popular que entrelazaba influencias de inmigrantes y ritmos criollos en los barrios de Buenos Aires y el Río de la Plata abarcando hasta la mismísima Montevideo.

El bandoneón, instrumento imperial del tango, tiene su historia arraigada en la cultura urbana y es una tradición en sí misma. La discusion de si fue creado el Viena, en Leipzig

Su fabricación y reparación requieren una maestría artesanal que está procurando preservar para evitar su desaparición. Actualmente, quedan pocos luthiers históricos de alta calidad que preserven este arte, convirtiendo cada bandoneón en un símbolo de la identidad y la historia del tango.

Considerar al tango como parte de la «tradición» nacional, le permite entender mejor -a propios y ajenos-  la riqueza cultural argentina, que -obviamente- no se limita a las imágenes rurales del gaucho. Es válido entender como justo que los valores que se exaltan en esta fecha abarquen el ámbito urbano. Es que el folclore representa la vida en el campo, los pueblos, los caminos y los grandes paisajes de esta nación, mientras que el tango y la milonga encarnan las emociones y experiencias de la vida en una urbe que absorbió decenas de culturas y las redistribuyó.

El tango se erige en el mascarón de proa para que un conjunto de costumbres urbanas, de alto valir cultural, integre el Libro de Oro de las tradiciones argentinas. Más, ante el aire que se respira desde sus letras hasta sus melodías nostálgicas, que son tan argentinas como el asado con cuero o el pato.

Quizás, una integración de nuestras expresiones urbanas en la celebración del Día de la Tradición puede ayudar a dar visibilidad a la totalidad de la herencia cultural argentina que, vale marcarlo al paso, evidencia una gran erosión y desgaste por el solo efecto de considera, casi siempre, que otros tienen, hacen o crean, algo mejor que lo que nos es propio.

Quizás, unificando lo rural y lo urbano bajo un mismo estandarte, podríamos recrear la identidad argentina por una más completa, sólida y real, que es -en última instancia- ese tejido de múltiples tradiciones de las que provenimos y que merecería ser reconocido en su amplitud y profundidad.


 

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