La frase de Manuel Corral Vide en el programa Consentidos (AM 830 Radio del Pueblo, sábado de 10.00 a 11.00) en su edición de ayer, fue perfecta: «ya no hay excusas». Se refería al servicio «Biblioteca puerta a puerta que anunció el gobierno porteño y por el que descatamos la novedad de la entrega a domicilio de libros para mayores de 65 años y para personas con discapacidades. Realmente entendimos este servicio como un avance en el intento de recuperar los hábitos de lectura.
La acotación de Manuel nos llevó a tomar el periscopio para conocer cómo ubica Buenos Aires en el mapa del servicio de asistencia literaria frente a otras grandes ciudades en el mundo. Y cada vez nos convencemos más de que la puesta en marcha del servicio dejará buenos resultados.
La Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL) ofrece un servicio de entrega de libros a domicilio para personas mayores y con discapacidades físicas. El programa se llama «Books by Mail» y opera desde 1973. Los libros, audiolibros y otros materiales son enviados gratuitamente por correo y se incluyen sobres prepagados para la devolución de los materiales. El mismo nombre utiliza la Biblioteca Pública de Boston (BPL) para un servicio similar.
En Los Ángeles se llama «Library to Go» y fue muy útil durante la pandemia en 2020. Los chicaguenses conocen el servicio de la Biblioteca Pública de Chicago (CPL) como «Books on Wheels». Un nombre parecido -Library on Wheels- tiene el programa de la Biblioteca Pública de San Francisco (SFPL), que comenzó en 2014 entregando libros a centros comunitarios y residencias de ancianos.
En Londres, muchas bibliotecas, también tienen servicios de entrega a domicilio para personas mayores y aquellas que no pueden salir de sus casas. Lo cumplen la British Library, las Westminster Reference Library, la Barbican Library y las pertenecientes al London Borough of Camden.
Vemos Canadá: La Biblioteca Pública de Toronto (TPL) brinda el «Home Library Service» -atención- proporciona libros, audiolibros y material de hemeroteca a los hogares de las personas que no pueden visitar la biblioteca. También la Biblioteca Pública de Montreal lleva libros a quienes no pueden salir de sus casas debido a problemas de salud o movilidad. El servicio abarca todos los materiales de la biblioteca, incluyendo mapas y otros documentos.
En Australianos, tanto La Biblioteca de Sídney como la Biblioteca Estatal de Victoria en Melbourne incorporaron este servicio y en poco tiempo sus estadísticas los dieron por muy utilizados. La Victoria entregaba libros a domicilio desde hacía varios años, con un aumento significativo en el uso y la promoción del servicio durante la pandemia de COVID-19 en 2020. La biblioteca se enfocó en asegurar que las personas vulnerables tuvieran acceso a materiales de lectura durante los períodos de confinamiento.
España cuenta con estos métodos de a cercamiento a la lectura: El servicio de La Biblioteca Pública de Barcelona que presta libros a domicilio se llama «Servei de préstec a domicili». La Red de Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid lo ofrece con el nombre de «Bibliobús».
Estos programas suelen estar diseñados para garantizar que todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas, tengan acceso a la riqueza de recursos y materiales que las bibliotecas ofrecen.
La Bibliothèque publique d’information, Bpi (Biblioteca Pública de París) incorporó su servicio «Livres à domicile» con envío de material bibliográfico a casa de aquellos que no pueden desplazarse hasta la biblioteca. En Alemania, el más destacado es el de la Biblioteca Central y Regional de Berlín (Zentral- und Landesbibliothek Berlin, ZLB). Es el mismo servicio de entrega a domicilio y se lo conoce como «Medienboten».
En Tokyo, en Kyoto y en el resto de las inmensas urbes del Japón, cuentan con este servicio gratuito de entrega de libros a domicilio para personas mayores y con discapacidades. Las primeras en asegurarse el acceso a la lectura para todos los residentes fueron las bibliotecas del distrito de Setagaya, en la capital japonesa.
Los países escandinavos y bálticos tienen este servicio en sus ciudades: en Helsinki, en Finlandia, se llama «Home Library Service», siempre con el plan de garantizar el acceso equitativo a los recursos de la biblioteca, independientemente de las limitaciones físicas de los usuarios. Además, suelen estar respaldados por tecnologías de la información y logística moderna para asegurar una entrega eficiente y confiable.
En Estonia, el servicio lo ofrece la Biblioteca Central de Tallin (Tallinna Keskraamatukogu) La Biblioteca Nacional de Letonia (Latvijas Nacionālā bibliotēka) y otras bibliotecas locales en Riga han establecido servicios de entrega de libros a domicilio, mientras que en Lituania, la Biblioteca Pública de Vilna (Vilniaus miesto savivaldybės centrinė biblioteka) desarrolló este mecanismo durante la pandemia de coronavirus.