• Diario 5 -Buenos Aires, jueves 10 de octubre de 2024

No autopercibirse como ignorante

Grandes escenografías. ¿Se justifican?

Demuestran un desconocimiento absoluto de casi todo lo que se le puede preguntar en su participación en programas de preguntas y respuestas en la TV y no se les mueve un pelo. Es más. Presentan respuestas calamitosas con una amplia sonrisa. Incluso buscan demostrar alguna cosa que llame la atención, como considerando que una cosa que para ellos es un valor podría equilibrar su pésima performance.

Para ellos no parece ser un papelón.

No se autoperciben ignorantes.

Muchos participantes de estos ciclos suelen quejarse graciosamente recriminándole a las producciones que se les está exigiendo responder «cosas de viejos», porque la pregunta refiere a la Primer Junta de Gobierno Patrio o porque se les sugiera continuar con la letra de una canción de Charly García o de Luis Alberto Spinetta, porque no los conocen.

Un posible inmediato comentario sería, entonces: de tango ni hablar. Pues, no sólo eso. En algunos programas de televisión, a las músicas argentinas y sus respectivas danzas como el tango, la zamba, la chacarera, el chamamé, la cueca y el malambo se los caricaturiza. Incluso, en algunos casos, a culturas de profundo arraigo se las llega a tratar con indignantes niveles de burla.

Y nadie dice ni mu.

Nada nuevo marcamos acerca de la recurrente demostración del poco conocimiento que ofrecen los responsables de los graphs o «zócalos» que describen situaciones o noticias en noticieros o programas de actualidad. Tampoco, si referenciamos la lentitud de quienes tienen alrededor como para hacer desaparecer a tiempo el error en pantalla para luego corregirlo. Es muy común que el televidente se pregunte: «¿nadie le dice que Leonardo Favio no se escribe con b larga»? (Encima, se trataba de un «homenaje» al artista)

Caemos en la evidencia de que cada vez hay más personas a las que les encanta exponerse per se, sin el sustento de un valor, un talento o -aunque sea- un carisma que les abra, justificadamente, el camino hacia la valoración pública. Pero está pasando a ser natural que también nos preguntemos qué es lo que el público valora en la actualidad para brindarle reconocimiento a una persona pública.

Todo indica que para una gran cantidad de argentinos (ya no importan las edades) no hay tiempo para ajustar conocimientos si éstos no les van devolver algún efecto satisfactorio o cierta rentabilidad a corto plazo. No tener idea, garpa.

 

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