La Federación Argentina de Cardiología se comprometió en una campaña para reflexionar sobre la importancia de la actividad física para la salud cardíaca.
Existe amplia evidencia de que un estilo de vida sedentario, caracterizado por muy poca actividad física, se asocia con un mayor riesgo de diversos problemas de salud, especialmente, cardiovasculares. La actividad física regular beneficios a la salud del corazón, mejora la función cardiovascular, y reduce tanto la presión arterial como los niveles de colesterol.
y promover el bienestar general.
El ejercicio regular ayuda a mantener un peso saludable y controlar nuestros «números», es decir, la presión arterial dentro de un rango sin riesgos previsibles, niveles altos de colesterol HDL (el bueno) y bajos de colesterol LDL (el malo). Con este equilibrio reducimos el riesgo de aterosclerosis y enfermedades cardíacas.
Por supuesto que si una persona es propensa, la falta de actividad física contribuye significativamente a la obesidad y la diabetes tipo 2. Hablamos de un riesgo elevado de problemas cardiovasculares.
También es atendible la «Aptitud cardiovascular». Con ejercicio se la mejora. Todo apunta a lograr una capacidad del corazón para bombear sangre de manera eficiente y mejorar la circulación general.
Por otro lado, los períodos prolongados de inactividad en algunas personas pueden contribuir a la formación de coágulos de sangre: de ahí, a un evento cardiovascular grave, del tipo accidentes cerebrovascular (ACV) puede haber un paso.
Para incorporar a la actividad física regular, ejercicios aeróbicos, entrenamiento de fuerza o incluso actividades de intensidad moderada como caminar, más allá de que pueden reducir significativamente el riesgo de problemas cardiovasculares, siempre es recomendable consultar con el cardiólogo para obtener asesoramiento personalizado.