• Diario 5 -Buenos Aires, sábado 18 de mayo de 2024

El problema no es que un periodista cambie de opinión, sino que intente acarrear hacia su nueva idea al público que le creía. Aquí no condenamos al que no resiste un archivo, sino que le sugerimos que no bucee a la caza de incoherencias en sus colegas.

El periodismo militante no es más deplorable que otros oficios corrompidos.

De todos modos, si te dicen bloguero K desde el informativo de Radio Mitre o portavoz del odio desde Radio 10, alegrate, porque sos -periodísticamente hablando- más digno que ellos.

No hubo ni habrá en la historia del periodismo argentino, un team más efectivo que los lamebotas de la primera etapa del gobierno de Carlos Menem, distribuido en las radios Continental, América, El Mundo, Splendid y FM Horizonte. Ese mismo grupo de merecedores de escupitajos, hoy está dividido entre los «dignatarios» del Pro y el kirchnerismo. No es que el periodismo ejercido en Rock&Pop, Libertad, Rivadavia, Del Plata y Colonia estuviera afuera de las majaderías de moda pero tenían, entremezclado, un puñadito de comunicadores decentes que levantaban el promedio. Ninguno de aquellos culiblandis que se mostraban ultracavallistas por el placer de consumir, viajar y ver megaconciertos, perecedero «1 a 1» mediante, supo continuar su carrera en un barco equilibrado: todos los sobrevivientes de los ’90s, hoy se muestran, orgullosamente y sin pruritos, defensores del «acá tené’ lo’ pibe’ para la liberación» u ostentosos oradores pro mercado, mientras estén bien auspiciaditos.

Es masculino y no femenino. Si alguien se digna a decirle a los periodistoides, a sus productores y a los generadores de caracteres que redactan graphs y zócalos en TV, que se debe decir «el» editorial y no «la», los ayudará a no ser burlescamente estigmatizados por quienes no necesitan aprenderlo.

Cuando periodistas proclives a manejarse con datos históricos sobre la economía, inician sus informes sólo presentando estadísticas desde 1955 y obviando la vida económica argentina durante el peronismo, son canallescos. Pero es importante, también, entender que los comunicadores que hoy se divierten identificando al 4 de junio de 1943 como «Día de la Independencia», son deleznables.

De todos modos, tenemos pruebas de que resulta necesario aclarar por qué tales afirmaciones: sabemos que ciertos pretendidos aspirantes periodistas, nos leen. A tales fulanos -indefectiblemente- hay que explicarles, paso a paso, todos los hechos que disparan cada concepto aquí vertido, debido a que ignoran que el mundo gira(*).

(*)Debido a la condición de impopular del gobierno de Ramón Castillo, la historia fue testigo de que gran parte de la sociedad argentina aprobó un Golpe de Estado. Se trataba de una revuelta que hizo caer al último presidente de la seguidilla de la llamada «Década Infame». Sí, el fraude para ganar las elecciones por parte de sus antecesores Agustín Justo y Roberto Ortiz estaba comprobado. Pero eso no justifica que aquella llegada del Ejército a la Casa Rosada, sea -desde algún medio- motivo de celebración, por más que haya significado la unción de popularidad para Juan Perón, integrante de ese andamiaje militar devenido en gobernante, hace 80 años.

En el Día del Periodista, nuestro saludo a los equipos periodísticos de Diario 5, Ensamble 19, Fuego Vivo, el programa Consentidos, de Radio del Pueblo y los miembros de la Asociación Civil de Medios Vecinales de la Ciudad de Buenos Aires, que este medio integra.

 

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