Así como en julio de 2022 publicamos la nota TODOS INVOLUCRADOS, en la que reportamos la reacción de los servicios de limpieza, tras una tardanza más de dos semanas en tar o retirar la basura de un contenedor de pleno centro por parte de la empresa AESA (Difícil de creer), observamos que CLIBA cambió el desvencijado baúl lleno de residuos que se candidateaba a ser el foco contaminante de la esquina de Carlos Calvo y Sarandí.
Pero no.
Los equipos de la empresa se movieron con celeridad y retiraron el armatoste prácticamente retorcido, que ya emitía olores indeseables.
Habitualmente, un camión «alza» el contenedor y lo hace girar para descargar la basura dentro de su depósito con compactadora. La preocupación de los vecinos se hizo notar cuando el personal de manejo de este vehículo especializado entendió que era imposible levantar el gigantesco tacho de basura, debido a que las piezas metálicas del recipiente, por las que el robot del camión lo engancha, estaban torcidas e inoperantes.
Llevaron, entonces, un transporte con otro esquema mecánico, que tomó el contenedor desde su base y se lo llevó, dejando disponible en la esquina en cuestión, un recipiente nuevo.