Ése y no otro, indefectiblemente, es el elemento que habilitaría a cualquier funcionario de gobierno o gobierno entero, a decir que está realizando una buena gestión en el área de Transporte Público.
La inmensa mayoría de los funcionarios sólo viajó en automóvil durante su vida, por lo que no puede adoptar ninguna medida sobre el transporte público, ya que NO SABE ABSOLUTAMENTE NADA del tema.
Desde 2011, la referencias a las grandes necesidades que afectan al aparejo porteño de paradas de colectivos, que se realizan en este medio, no han sido pocas y se las encuentra tratando variedad de detalles a su respecto: la distancias establecidas entre una y otra, la inutilidad de muchas de ellas y la estupidez de lo inflexible cuando se le solicita al conductor que abra las puertas para el ascenso o descenso de pasajeros, evidenciándose como necesario, dándose por claro que no complica la seguridad de nadie y, encima el ómnibus se encuentra junto a la vereda y con más de 30 segundos de semáforo en rojo por delante.
Ciertamente, escribir y reescribir acerca de estos temas genera un estado emocional con marcada tendencia a la alteración en el autor, debido a que jamás, ninguna administración de Bolívar 1 se puso a pergeñar una estrategia poderosa que mejore la calidad de vida de los viajeros en el transporte público, en cuanto a las paradas de colectivos refiere.
El Metrobús, un práctico y hasta eficaz doble andarivel exclusivo para los ómnibus, lejos de aportar solidaridad en el tema de la humanización del criterio de las paradas, establece mayor distancia entre la gente que viaja (muchas veces ancianos y ancianas) y el morboso poder que siente un chofer de colectivo negándose a abrir la puerta de su búnker con ruedas, si no se trata tener que realizarlo en la parada correspondiente. Todo esto sin contar las oportunidades en que -por motivo de su apuro para ajustarse en el horario de su recorrido- el afiliado a UTA decide seguir de largo frente a las personas que loo esperan junto al ridículo poste reglamentario.
Muchos hombres que se dedican a la política durante unos cuántos años, olvidan el sentido de la expresión «el hombre de a pie». Es más suelen usarla con bastante hipocresía durante sus campañas, para referirse a sus ideas acerca de la economía. Entonces dicen que el dinero bla bla y el derrame bla bla, afectan «al ciudadano de a pie». Muchachos, es altamente estricto: al ciudadano de a pie hay que darle servicio completo, es decir, permanentemente y «de pe a pa».
Las paradas de colectivos deberían ser unas grandes placas luminosas con el número de línea bien grande y sostenidas por un poste curvado hacia la calle del cual debería pender el cartel con su sistema de lámparas internas. O si no, con un mecanismo moderno, económico y ecológico que genere la posibilidad de ahorrar. Pero siempre debe ser un indicador grande y luminoso. por si no se entiende: GRANDE Y LUMINOSO! Es algo tan fácil de pensar, tan importante para la mayoría de la gente, tan satisfactorio para quienes no saben a qué distancia se encuentran de la parada más cercana, que ningún funcionario ni político que anda todo el día en auto (y hasta con chofer) ni remotamente se imagina el beneficio político que podría llegar a acarrearle formar parte de los apellidos que quedarán en la historia a partir del cambio en la forma de identificar CON CLARIDAD el punto exacto en que se detendrá el transporte que deben abordar.
La tendencia a generar mejoras para la gente de a pie nunca superó ni superará jamás -gobierne quien gobierne- a la que desde el poder se observa para establecer beneficios a los automovilistas. En la nota Indicadores Luminosos de calles de Diario 5, queda tan claro que hasta recomendamos no ser tan concientes de lo injusto que es este tema. Ya advertidos todos, quienes lo deseen, pueden indagar. No obstante, lo más claro de todo es que concientizar a los dirigentes acerca de cuáles son los problemas reales de las personas es una de las tareas más dificiles de la sociedad, ya que su remarcada soberbia conceptual, les hace creer que sí, que ellos de verdad saben lo que la población necesita. No solamente en los Poderes Ejecutivos. Tambén en los otros. Por eso consideran que hacer paradas luminosas con números gigantes es una tontería y sí entienden que hay que hacer indicadores luminosos de nombres calles, colgados de los semáforos, así, los que manejan sus propios autos, casi todos de lujo no se pasan de cuadra. Como si esos sobrebeneficiados no usaran GPS.
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