El dólar atrasado y su impacto en el turismo no es una historia nueva. La Ciudad de Buenos Aires celebra casi 3 millones de turistas extranjeros al año. Hay que estar atentos a la proyección de los próximos 15 meses. Según el INdEC, en julio de 2025 ingresaron 704 mil visitantes no residentes al país. Mientras unos 427 mil fueron turistas, tuvimos 277 mil "excursionistas".
Con un tipo de cambio más que bajo, Buenos Aires se vuelve menos atractiva para el turista internacional que busca aprovechar su moneda fuerte. En cambio, los argentinos que viajan dentro del país sí pueden encontrar en la Ciudad una opción más accesible, lo que explica en parte los 6 millones de visitantes nacionales.
Pero el turismo receptivo —el que trae divisas— es el que realmente dinamiza la economía. Y en este momento, ese motor está funcionando con menos potencia.
Siempre las medidas pueden ser tomadas como la base para una transformación o un marketing de corto alcance. Muchas de las iniciativas presentadas suenan bien en papel y siempre hay que preguntarse cuánto de eso se traduce en resultados concretos. No está nada mal encontrarnos con un aumento del 45% en promoción turística. Ahora, ¿es suficiente si el contexto macroeconómico desalienta el turismo internacional?
¿Qué tipo de promoción se hace y en qué mercados?
El segmento del Turismo de reuniones (MICE) tiene un singular potencial, aunque requiere infraestructura de un alto nivel y conectividad aérea, dos puntos que hoy están en tensión.
En cuanto a la inversión en buses eléctricos y sistema multipago, se trata de mejoras urbanas que – por supuesto- pueden beneficiar al turista cuando venga, pero también al residente. De manera que ciertas medidas referidas al turismo so, en la práctica, política de transporte.
La apuesta por el turismo cultural es acertada. Hay que continuar haciendo valer la oferta porteña de jerarquía en cuanto a teatros, librerías, festivales y gastronomía. Para que eso se traduzca en visitas, hará falta más que promoción y llevar el foco a conectividad, seguridad y precios competitivos. Probablemente la Experiencia Buenos Aires pasaría muy rápidamente a los primeros niveles de elegibilidad turística.
Jorge Macri pone el acento en el sector privado como motor del turismo. Lo hizo en la FIT, Feria Internacional de Turismo. Y es cierto que sin hoteleros, gastronómicos, organizadores de eventos y emprendedores no hay industria. A su vez, el Estado siempre tiene que garantizar condiciones macroeconómicas estables, infraestructura y reglas claras. Este punto excede a los gobiernos porteños. Según el momento, si el dólar está atrasado o si hay trabas para importar insumos y si los vuelos son caros o escasos, el privado no puede compensar todo.