Una decisión que, si bien no atenta contra el orden de manera directa, juega innecesariamente al límite
La Liga Profesional de Fútbol ha tomado una determinación cuanto menos polémica: programar el Superclásico entre Boca Juniors y River Plate para hoy, 21 de septiembre, día en que se celebran en Buenos Aires el Día del Estudiante y la llegada de la primavera.
Esta coincidencia supone horas de incertidumbre para la seguridad de la Ciudad, ya que las fuerzas policiales se deben mantener muy atentas a los festejos estudiantiles, especialmente en parques y plazas, donde miles de jóvenes se congregan para disfrutar del día.
En esta ocasión, la situación es más delicada. Mientras estudiantes y jóvenes celebran en las calles, la Bombonera se prepara para recibir a una marea de hinchas de Boca y River, en lo que siempre es un partido de alta tensión. El Comité de Seguridad de la Ciudad ya había anunciado un operativo especial, con 1.300 efectivos distribuidos en tres anillos de protección alrededor del estadio. El objetivo es claro: evitar incidentes en una jornada donde las emociones estarán a flor de piel, tanto por el fútbol como por las celebraciones primaverales.
Hoy habrá multitudes de jóvenes en el Rosedal de Palermo, Parque Centenario, Parque Sarmiento, Puerto Madero y Reserva Ecológica, Parque de la Ciudad y otros puntos de la Ciudad de Buenos Aires. Si se necesitara policía disponible por algún motivo de prevención? ¿Habrá suficientes efectivos en todos esos lugares?
Es difícil no cuestionar la falta de previsión de la Liga. ¿Por qué exponer a la ciudad a un escenario de potencial caos? Las autoridades se han tomado más tiempo del habitual para definir los detalles del operativo, y desde temprano, a las 8 de la mañana, comenzarán los cortes de calle en la zona de La Boca. Todo esto mientras, en paralelo, miles de estudiantes se mueven libremente por el resto de la Ciudad.
Se espera que el flujo de personas y las aglomeraciones en dos eventos de esta magnitud dificulten aún más el control del orden público, incrementando el riesgo de situaciones descontroladas. Si bien es comprensible que el fútbol es una parte fundamental de la cultura argentina, también lo es la celebración de la primavera y el Día del Estudiante, festividades que requieren de una buena cantidad de recursos de seguridad para evitar incidentes.
Es razonable pensar que, ante este panorama, la Liga bien podría haber reconsiderado la fecha del Superclásico. Con tantas otras jornadas disponibles en el calendario, la insistencia en celebrar el partido más importante del fútbol argentino en una fecha tan cargada de eventos deja en claro que las prioridades no están donde deberían.