Estos bananas de siempre, que dejan el auto en cualquier wing, obstruyendo el paso de los bondis, de las ambulancias, de cualquiera que tenga que circular, se manejan tranqui, en su mundo, sin pensar ni un segundo en el quilombo que arman. Se creen piolas, pero no son más que unos cachivaches que complican la vida de todos los que queremos una ciudad más ordenada.
Por supu que estos tipos, suelen ser los mismos que le tocan bocina al de adelante si tarda un segundo en arrancar en el semáforo. No están preparados para demostrar que tienen alguna idea de lo que es el respeto. ¿Orden? Ni en figuritas lo conocen. Les chunga un hueso que otros se la tengan que rebuscar para esquivar sus autos mal estacionados, mientras ellos se clavan un cafecito en la esquina como si nada.
Lo peor es que la cosa no queda ahí. Buenos Aires necesita volver al orden, al respeto por las normas, que no son solo para decorar las calles con carteles lindos. Hay que entender que vivimos en comunidad y que no se puede hacer lo que se nos antoja sin pensar en el prójimo.
Así que, a estos «campeones del mundo» del estacionamiento trucho, les decimos: ojo que la Poli de la Ciudad anda afilada, y si te mandás una de estas, puede que, aparte de la multita, te encuentres con la grúa llevándose tu nave. Y después no vengas a llorar, Procurá quedar del lado de los que no les cambia el olor al perfume cuando se ponen las pilas. Si no lo lográs, no es nuestro drama. Respetá a los demás y ayudá a que esta ciudad vuelva a ser un lugar donde todos podamos convivir sin tanto quilombo.