Se renueva parte de la flota del subte con nuevas formaciones para las líneas A, B y C.
Sí, es cierto: los coches Mitsubishi de la línea B tenían décadas. pero su andar nunca será igualado. Y con la llegada de nuevas formaciones para el Subte, se despedirá finalmente a estos legendarios vagones, que recorrieron decenas de miles de veces el subsuelo de la Av. Corrientes -entre 1995 y 1999- luego de prestar servicio en el metro de Tokio. Aunque fueron fabricados en la década de 1960, su poderosa motorización, suavidad de marcha y confiabilidad técnica los convirtieron en los preferidos de los operadores y de los usuarios que nos detenemos a observar, intentar comprender y aprender sobre los servicio público en la Argentina.
En Buenos Aires se adaptaron bien a las condiciones de la Línea B y, pese a su antigüedad, muchos siguen considerando que su andar —estabilidad, frenado y aceleración— no fue igualado por los modelos que vinieron después.
¿Su retiro marcará el cierre de una etapa?
La respuesta es sí, aunque ya las generaciones más jóvenes quedarán arraigadas a nuevas costumbres. Pero para quienes estos detalles no se les escapan or considerarlos profundamente culturales, la flota japonesa ya se ganó un lugar en la memoria del transporte urbano porteño.
En definitiva, la red de subterráneos porteña se prepara para incorporar 40 coches nuevos con aire acondicionado que serán destinados a las líneas A y C. Las unidades, fabricadas por Citic y similares a las que ya circulan en esas líneas, llegarán a partir de 2026. El plan busca reforzar el servicio con trenes 0 kilómetro, mejorar la frecuencia y ofrecer mayor comodidad a los usuarios que viajan a diario.
En total, serán tres formaciones nuevas para la Línea A y cinco para la C, ambas con flota completamente climatizada desde hace tiempo. La compra implica una inversión de 75 millones de dólares, de la cual ya se adelantó un 20%.

En paralelo, continúa la licitación para sumar 174 coches a la Línea B. El objetivo es renovar por completo su material rodante y reemplazar tanto a los mencionados «Mitsu» —entre lo rodado en Tokio y Buenos Aires, traen seis décadas de servicio— como a los CAF 6000, que ya superan los 20 años. Hay una lógica en estandarizar la flota: se mejorará la operatividad y el mantenimiento será más fácil.
Entre todas las incorporaciones, el Gobierno porteño estima una inversión de 370 millones de dólares, que abarca a sistemas de señalización, renovación de infraestructura y mejoras tecnológicas.