Crisis a un lado, en toda la Argentina se hacen esfuerzos por conservar la costumbre.
Y Buenos Aires -que acarrea una tradición de tres siglos- se suma. El Carnaval Porteño vuelve a expandirse, con Corsos en casi todos los barrios. Todos pequeños. Probablemente, para la seguridad, esa sea la fórmula correcta. Pero para el Carnaval en sí mismo, es la más aburrida y con riesgo de que más de un corso se vea vacío.
Este es el segundo fin de semana con música y baile en diferentes calles, plazas y anfiteatros, para celebrar.
Ya el año pasado hemos tratado este tema de la discusión de si es necesario que el carnaval porteño se divida en 34 corsos. Probablemente, como se le da participación a unas 100 murgas, las «giras» de estas agrupaciones conformen el atractivo mayor.
Contando sábado y domingo pasados y las noches programadas hasta el 25 de febrero, serán 9 las jornadas de carnaval
En mucho ámbitos se destaca el Carnaval como «Tradición Cultural», sin tomar en cuenta que combina lo religioso y lo pagano con un origen que aún se estudia y se discute
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