Cierra un año de mucho protagonismo político para la Ciudad de Buenos Aires, por el sólo hecho de que quien fuera su Jefe de Gobierno ha pasado a ser presidente de la Nación. Si tomamos en cuenta qué significa eso para la propia Ciudad, sus servicios, las expectativas de sus habitantes en cuanto a cuánto presupuesto tendrán algunas fuentes esenciales de vida y supervivencia, ¿qué puede creer una persona de mediana capacidad de pensamiento y análisis? Adivinamos todos: Nada.
Se redujeron las bicicletas. Sí, el número de unidades de Ecobici es menor, más allá de que desde hace unos 10 días el propio servicio de entregas de bicicletas del Estado está suspendido. Antes de que se pusiera en cero el gran boom BA de las bicis, la cantidad de rodados disponibles había mermado de un modo exacerbado. Estaremos tratando los motivos y los tira y afloje que se produjeron en el Gobierno de la Ciudad por el stop al funcionamiento de la red que en 2012 se había transformado en la más jactanciosa oferta para el transporte público en la Argentina.
Buena temporada para el Colón y el Complejo Teatral Buenos Aires, las actividades culturales en general y las celebraciones de colectividades. Bien el túnel del Metrobus en 9 de Julio, que corrigió un problema de atascamiento de tránsito. Mal la anquilosada inexistencia de paneles acústicos entre estaciones del Subte. Bien la idea de los contenedores basura y pésima la manera de manipularlos.
Hay un promedio más o menos a favor de los comerciantes, lo que redunda en un promedio más o menos en contra de los consumidores, lo cual es algo mejor al avasallamiento imparable de siempre por parte de quienes dominan al ciudadano que quiere cuidar su dinero. Hay más. Feliz año.
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