Rechazo, repudio, condena, compromiso y advertencia

En la misma dirección. la UTPBA, Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires a través de su Comisión General Administrativa, repudia el atentado cometido contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y suma su voz a las de quienes exigen que haya una profunda investigación y se haga justicia.

Todos.

Todos condenamos.

Todos condenan.

A su vez, pronto sabremos si semejante patada en los huevos de la Democracia, la República y la Paz Social argentinas dejará a la vista a aprovechadores que intenten obtener un rédito político de esta desgraciada circunstancia que está trayendo un nuevo costo anímico al pueblo, tenga o no cercanía empática con la víctima del atentado.

Proponemos tener mucho cuidado. La falta de escrúpulos de los cínicos que se enrolan en el salvajismo político, golpeó a muchos, por lo que, en caso de no cejar en su fiesta de desmerecer, insultar, prejuzgar o ningunear a propios y extraños por inmadurez política o por especulación deliberada y sea observado por los miembros de este staff dispuestos a encender los faros de algunas verdades que no tienden salir a la luz y cuyo silencio nos perjudica a todos, muchos o algunos, la situación deberá ser evidenciada, tenga el color político que sea quien viole la tácita norma de la dignidad institucional y comunicacional.

El que piensa distinto ni es un odioso ni un odiador.

Hay un programa donde dicen ser radio, cuya conductora, históricamente vinculada a la nada política, hoy vocifera desde sus chispazos editoriales sin ton ni son y sin asidero argumental, que en los medios de comunicación «hay que ponerle un límite a la maldad»(¿?). ¿Quién podría ser el encargado de «medir la maldad» que se observe en los medios de comunicación?

Durante la etapa 2011-2015, un grupo de opositores al gobierno de entonces, muy vinculados a Mauricio Macri, observaba y se llenaba la boca de los arranques de odio de destacados dirigentes y líderes de grupos afines al oficialismo. ¿Hoy, el kirchnerismo habla de lo mismo que el macrismo lo hacía hace diez años.

Para el argentino, el que odia, siempre, es «el otro».

Para los argentinos, siempre «lo nuestro» es el amor.

La hipocresía y el cinismo de quienes dirigen, militan y comunican en nombre de las agrupaciones políticas que, en estos tiempos, se reparten el tiempo en el poder, ha llegado al grado de la pornoideología, agrediéndose mutuamente, presentando una poco salvable demostración de inmadurez, sin que se les mueva un pelo.

El punto fundamental para pensar sin fanatismos: en 1991, un agresor gatilló cinco veces contra Raúl Alfonsín en un acto con muchas personas en San Nicolás. El proyectil, al igual que en el caso del intento criminal contra Cristina, tampoco salió disparada del arma.

Dada la recordación que trajimos, vale la pena refrescarle la memoria a ciertos salteadores de ella y que, incontables veces, se llenan la boca hablando de memoria: el de anoche es, sin duda alguna, el hecho más grave y conmocionante de la Argentina en lo que va del Siglo. Pero eso no lo transforma en el más grave que vivió la Democracia, como dicen el presidente Fernández y los medios que repiten esa frase de pura especulación política (El Zonda de San Juan, en su tapa, por ejemplo) Ver en Hemeroteca