Se ha puesto en discusión la actitud de algunos supermercados chinos de publicar las fotos de las personas que no pagan algunos productos que retiran de las góndolas.
Uno de los efectos que claramente se observa luego de comprobar la casi nula tendencia de los chinos a establecer vínculos sociales con los argentinos y las personas de otras nacionalidades que viven en nuestro país, es el de no poner el más mínimo cuidado en cuanto a su natural inclinación a considerar la importancia del castigo frente al mal. Por supuesto que es correcto y está muy bien que se apliquen castigos a los delitos.
Pero es definitivamente sorprendente y no deja de llamar la atención la manera en que los chinos aman el escrache a los ladrones que pudieron ser captados por las cámaras de sus negocios.
Hay un supermercado chino en el local que ocupó la histórica casa componentes electrónicos Galli, en Entre Ríos y México. De hecho, se llama Galli el mismísimo edificio en el que se encuentra el local. Pues bien, en la entrada del negocio, los dueños han dejado pegadas varias fotografías tomadas de la cámara de seguridad, en las que se pueden observar situaciones de robo en el supermercado. Lo curioso de estas fotos expuestas públicamente a los transeúntes de la avenida entre ríos son los epígrafes que complementan las imágenes. En casi todos los casos aparece la palabra «comisaría».
Aparentemente, la intención es dar un mensaje de advertencia a todo el público para no transformarse en un ocasional escrachado, si su intención es ingresar a robarles.
Insistimos. No consideramos que no deban hacerlo. Es muy probable que una polémica acerca de la actitud que deberíamos tomar como sociedad los argentinos, ante este modelo, sería una buena ruta para definir como queremos ser en el futuro ante delincuentes menores con delitos que no parecen graves. Estamos hablando, claramente y sin lugar a dudas, de la tendencia Argentina a querer evitar mostrarnos «botones». En la estructura de valores de una inmensa cantidad de argentinos, que no se sabe si es mayoría o no, se impone como prurito el solo hecho de hacer una denuncia, cuando el denunciante no es el afectado o perjudicado de manera directa.
Estaba en nuestro ADN.
La clase con la que Rubén Juárez desmenuza el tango de Agustín Irusta y Roberto Fugazot «Dandy» y el aplauso que le dimos y le seguiremos dando por siglos, nos pinta de cuerpo entero. Los versos centrales rezan:
Entre la gente del hampa
no has tenido perfomance
porque baten los pipiolos
que se ha corrido la bolilla
y han junao que vos sos
… un batidor
Sí, obvio que aquí el tema es más «profundo». Asumamos el rol del abogado del diablux: Ah… entonces ¿en este caso, digamos, de pertenecer al mundo del delito, deschavar a viejos camaradas estaría mal? Y… en principio, todos entendemos que sí. Bien. Preguntamos entonces: al argentino -y más específicamente al argento- le gustan las hitorias de espionaje? Porque -en ese caso- las novelas y películas que están protagonizadas por algún espía encantador, cuentan historias que en la realidad no nos gustaría un carajo que se produjeran: un hombre o una mujer -y a veces hasta un equipo- se filtran entre adversarios, enemigos, grupos mafiosos, etc, etc, para desbaratar sus acciones traicionando a los quienes durante un lapso de tiempo anterior les demostró fidelidad.
Ok. Ya entendimos cómo somo nosotros. ¿Y cómo son los chinos? Pues bien, va una de mil respuestas posibles. Los chinos en la Argentina son, cusndo se trata de su condición de comerciantes, básicamente, legalistas. Decimos «básicamente legalistas» por las famosas normativas que les dieron la posibilidad de llegar a este país con la plena certeza de que la inversión que harían no los llevaría, de ninguna manera, al fracaso. Y no hay otro motivo por el cual se muestran tan legalistas. Fuera de ese marco, ya conocemos los comportamientos que tienen, entre ellos, cuando alguno saca los pies del plato. La mafia china no se inventó en América latina.
Y, para terminar la manera en la que se observan fotografías y epígrafes, habla claramente de que el deschave y el escrache les encanta.
Estoy desesperado. Compré dos veces en un negocio chino, y hoy de casualidad veo, en un escrache fotográfico, una foto tomada de lejos, de dos personas (yo de espaldas, me caracterizo por medir dos metros) y una mujer muuuuy parecida a mi pareja, con ropa semejante a la q usa, que hace que nos parezcamos mucho a los de esa foto.
Ante el reclamo al propietario chino, de q la foto es muy parecida a nosotros , y dice «chorros», muy ofuscado nos dijo q no éramos nosotros porque la de la foto tiene un lunar ????????.
Tenemos algún derecho en esta situación????
Ya que vivo a dos cuadras del negocio y me siento acusado sin haber hecho nada??????
Les dejo mi mail.