Se están adjudicando las residencias para múltiples especialidades de los hospitales públicos de la Ciudad y se prevé que mañana, viernes 19 se complete la grilla de 960 cargos. Los postulantes presentaron sus planillas online (Ver gráfico) y fueron evaluados durante esta etapa.
El Sistema de Salud del GCBA prevé estas residencias y concurrencias tanto para sus trece hospitales generales de agudos como para sus diecinueve hospitales especializados. Los residentes, también, según su elección a partir del resultado de sus evaluaciones, podrán ingresar a las áreas programáticas en los Centros de Salud Mental y Centros de Salud y Acción Comunitaria.
La diferencia entre Residencia y Concurrencia es que el primer caso es un sistema remunerado de capacitación de posgrado inmediato, a tiempo completo con dedicación exclusiva, mientras que -por su concepto oficial- Concurrencia es un sistema honorario no rentado para la capacitación profesional de posgrado del profesional, a tiempo parcial desarrollado bajo condiciones de programación y supervisión y con el objetivo de formar en el ámbito intra y extrahospitalario profesionales capacitados en beneficio de la comunidad.
Si las leyes siguieran la estadística de cuánta gente en la Argentina opinó y opina que los profesionales que estudiaron en las universidades gratuitas -y encima con gran peso de prestigio- deben devolver al Estado lo que les brindó educativamente, las Concurrencias Médicas pasarían a ser la única ruta para pasar a integrar el Sistema de Salud, tanto en CABA como en el resto del país, de manera obligatoria.
Técnicamente, se trata de práctica, práctica y práctica. Así se logra capacitación en servicio para -como marca el protocolo- «desarrollar actividades asistenciales programadas y supervisadas en instituciones dependientes del Sistema de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dentro y fuera de lo hospìtales».
La evaluación a la que se someten los flamantes médicos en busca de una residencia es la que determinará quiénes podrán ingresar a integrar la plantilla de los casi 1.000 rentados que se asignan anualmente y que, por surar 3 años, suman cerca de 3.000 en total, generándose, de ese modo un mecanismo de rotación. Quienes, en la evaluación, consigan los puntajes cercanos a los mayores, con los que no alcanzarían el requerido para el cupo de residencias, tendrán abierta la posibilidad de ingresar como concurrentes.
Muchas personas personas creen que tener una concurrencia en un hospital es algo que no vale la pena porque no se gana dinero. La mayoría de estos facilistas suelen ser familiares o personas muy cercanas a los propios profesionales, en su mayoría, jóvenes. Nada más lejano al buen criterio. Primero, ya hemos dicho que en el país, las concurrencias médicas deberían ser globales y obligatorias. Lo que pocos saben es que son jerarquizadas y jerarquizadoras. Nadie como el pez que ya se ha lanzado a la aventura, para saber las oportunidades y los peligros que se corren en las corrientes fuertes. El médico o profesional de la salud, en calidad de concurrente, conoce -por cómo lo describió alguna vez el Dr Florencio Escardó- durante ese período de capacitación, más del 60% de todo lo aprendido en Facultad de Medicina (o Psicología u otras carreras) y se establece, para su propia seguridad, un afianzamiento en la comprensión profunda de un 80% de todos los conocimientos adquiridos en la Universidad.
Las concurrencias forman parte del flujo de crecimiento profesional en medicina que aún (milagro, si los hay) conforma un liderazgo argentino en la región y por el que se vienen a formar tantos médicos desde tantos países de América Latina.