Del correo postal a la comunicación digital- Del sobre a la pantalla. Ha un Patrimonio y orgullosas pruebas de modernidad y progres e en las comunicaciones.

Los sellos postales, nacidos como una herramienta funcional en el siglo XIX, trascendieron rápidamente su propósito original. Cada diseño contó historias, homenajeó figuras célebres y capturó momentos históricos. Así y todo, hoy, en la era de la inmediatez digital, surge una pregunta inevitable: ¿qué lugar ocupa el sello postal en un mundo regido por las redes sociales y la comunicación instantánea?
El correo tradicional, con sus sobres cuidadosamente sellados, dio paso a los correos electrónicos, los mensajes instantáneos y las videollamadas. Este cambio, impulsado por la tecnología, transformó la forma en que nos conectamos, acortando distancias y eliminando los tiempos de espera. Pero también plantea una reflexión sobre cómo la inmediatez ha afectado el valor simbólico y emocional de nuestras comunicaciones.
Enviar una carta no era solo una acción práctica; era un acto cargado de intención. Elegir el papel, redactar las palabras y, finalmente, adherir el sello, le conferían un carácter casi ceremonial. Hoy, los emojis y los gifs intentan llenar ese vacío simbólico en nuestras pantallas, pero pocos pueden igualar la sensación de recibir un sobre físico con una estampilla que cuenta una historia.
A pesar de la transformación digital, los sellos postales han encontrado nuevas formas de relevancia. Hoy son piezas de colección, objetos de estudio y, para muchos, una ventana al pasado. La filatelia, el arte de coleccionar y estudiar sellos, sigue viva, adaptándose a los nuevos tiempos. Los sellos modernos también han evolucionado, incorporando tecnologías como códigos QR y diseños interactivos, demostrando que tradición y modernidad pueden coexistir.
Observamos cómo las formas de comunicación han cambiado y qué podemos aprender de ellas. Efectivamente, los sellos postales nos recuerdan la importancia de lo tangible y duradero. El valor de tener registro físico de todo lo que nos importa parece transmitir la seguridad de que no perderemos nuestra historia. En cambio, las tecnologías actuales exigen encontrar maneras de preservar el significado y la profundidad en nuestras interacciones, es decir, lo tenemos todo servido pero no nos «documentamos» porque creemos que con tanta información digital suelta «estamos cubiertos».
El 7 de enero se celebra el Día Mundial del Sello Postal, para honrar a Heinrich Stephan, fundador de la Unión Postal Universal (UPU) y artífice del sistema postal de Alemania. Este visionario revolucionó las comunicaciones de su tiempo y dejó un legado cultural tangible: la Estampilla o sello postal, esa pequeña pieza de papel que, más allá de ser un comprobante de pago, se convirtió en un símbolo de la historia y la identidad de las naciones. No fueron sólo los sellos. Stephan creó sistemas que conectan a las personas. Cuanto más reflexionamos sobre el punto, nos nace asignarle a este hombre una importancia creciente.