El traspaso del control de las 31 líneas de colectivos a la Ciudad de Buenos Aires genera muchas expectativas. También dudas y alguna incertidumbre. El plan anuncia tomar en cuenta Tecnología de pago, Renovación de flota, Conducción inteligente, Transporte sustentable y Preservación cultural. De lo que no hay duda alguna es de que no habrá medidas para sancionar a los choferes que cometen -entre otros muchos que acostumbran el acto criminal de no detenerse en las paradas y dejan pasajeros sin viajar.
A partir del reciente traspaso de 31 líneas de colectivos a la Ciudad de Buenos Aires, el gobierno porteño anunció un plan de modernización y seguridad destinado a mejorar el servicio de transporte público que opera exclusivamente dentro del distrito. Este plan incluye medidas relacionadas con la seguridad, la tecnología, la renovación de vehículos y la sostenibilidad ambiental.
Diariamente, estas líneas movilizan a aproximadamente un millón de personas, que forman parte de los más de 3,6 millones de viajes registrados dentro de la Capital.
Principales medidas del plan
El gobierno anuncia que, en los próximos tres meses, todas las unidades contarán con cámaras conectadas al Centro de Monitoreo Urbano, y se intensificarán los controles de alcoholemia y narcotest a los conductores.
Se implementará un sistema multipago que permitirá a los usuarios abonar el pasaje con tarjeta de crédito, débito o celulares, además de la tarjeta SUBE.
Desde enero de 2025, solo podrán circular colectivos con una antigüedad menor a 10 años. Actualmente, 241 unidades deben ser renovadas para cumplir con este requisito.
Las unidades incorporarán sistemas de asistencia avanzada al conductor (ADAS), que detectan riesgos en el recorrido mediante sensores e inteligencia artificial.
Se sumará una línea de buses eléctricos para conectar Retiro, el casco histórico y Parque Lezama, promoviendo un medio de transporte más ecológico.
Las unidades serán ploteadas con el tradicional arte del fileteado porteño, considerado patrimonio cultural de la humanidad.
Objetivo del plan
El propósito es optimizar los recorridos, reducir la superposición de líneas y mejorar la eficiencia del sistema. Además, se busca consolidar la autonomía porteña, garantizar mayor accesibilidad y fomentar una movilidad sostenible en línea con las grandes ciudades del mundo.
Lo malo de siempre
- Los choferes que deciden no parar en la paradas correspondientes (quizás lo hagan porque se encuentran «retrasados» pero eso no es culpa de los pasajeros que se quedan sin viajar. En nuestra opinión, ése es un acto cercano a lo criminal. Cuando la Comisión Nacional de Regulación del Transporte recibía denuncias sobre este tema, no sólo no actuaban sancionando a empresas y choferes, sino que los mismos operadores telefónicos de la entidad estatal presentaban actitudes burlescas ante los denunciantes.
- Las paradas de colectivo no deben ser estrictas. Cuando un colectivo se encuentra detenido por un semáforo y un pasajero necesita subir, el chofer no sólo debería estar autorizado a abrir la puerta sino que debe abrirla. Mucho más si hay evidencia de que las personas con intención de abordarlo evidencian algún tipo de dificultad, sea por su edad, por su estado físico o por cargar con elementos o equipaje.
- Los indicadores de paradas de colectivo deben ser lo suficientemente grandes para que su visibilidad esté asegurada. El GCBA debe invertir en postes y placas para las paradas de todos puntos de todos los recorridos de las líneas y no solamente en las del Metrobús, avenidas importantes o las que se encuentran en los lugares de mayor circulación de personas.
- Las plataformas elevadas en las paradas de colectivo quedaron en promesas. A las personas mayores les cuesta mucho tener que subirse a un vehículo cuyo piso se encuentra a una altura de más de 80 cm de altura por sobre el nivel del asfalto.