No importa qué figuras integrarán los billetes nuevos. Lo importante es que comiencen a procesarlos para que entren en circulación lo antes posible y no caigamos en la histórica carretilla con que se llevaban billetes en la Alemania de la primera posguerra.
No se puede esperar más.
El billete de 1000 pesos, en este momento está cumpliendo el extraño doble rol de elemento de máxima denominación y unidad monetaria virtual.
Todavía no hay, en el país, una conciencia generalizada acerca del recurrente y tristísimo destino que tienen los valores que se nos pagan y retribuyen por nuestros trabajos, nuestros emprendimientos y nuestras jubilaciones y las ilusionadas inversiones de quienes aún insisten en que su patria puede respaldar su esfuerzo.
La imagen es una pequeña prueba de la criminalidad dirigencial de la Argentina, desarrollada durante 213 años.