Tremenda nochecita se vivió el martes en el Monumental. Cara a cara en la cancha, Argentina 4 – Brasil 1. Pero afuera también hubo partido y los que lo fueron a jugar sin camiseta terminaron en el vestuario equivocado: la comisaría. Esta vez, la Policía de la Ciudad se puso los cortos y salió a marcar la cancha con un operativo que dejó a 126 «cuidacoches» sin changa y con un problemita legal.
Porque, a ver, muchachos, todos sabemos que estos «emprededores» no cuidan nada. No son más que currantines con tarifario propio, que te cobran por dejar el auto en la lleca como si tuvieran la escritura del asfalto. Y si no oblás, bueno… Dios te guarde el paragolpes. Pero el martes 25 se les arruinó la joda: operativo en tres anillos, polis por todos lados y los vivetes de siempre esta vez se llevaron una sorpresa.
Además, hubo caza de deudores alimentarios. Tres tipos que pensaban ir a alentar a la Scaloneta que se olvidaron que debían guita por sus pibes, se quedaron arafue. Ley es ley, maestro, primero la familia. Y si te hacés el otario, ni el Monumental te salva.
Encima, cayó un amigo de lo ajeno que quiso hacer la gran «arrebato olímpico» con una cadenita de oro. Un efectivo lo marcó más rápido que un central brasileño, y antes de que se diera cuenta ya estaba comiendo ladrillo en el calabozo.
También hubo otros perejiles metiendo la cuchara donde no debían: colados, revendedores, ensuciadores seriales y hasta algunos boludos con banderas prohibidas. Para todos hubo roja directa.
Y ojo, que no solo la policía se puso firme. Los Agentes de tránsito también pisaron fuerte. El equipo celeste y amarillo sacó del juego a varios que convierten veredas en su cochera privada. Multitas frescas para los que estacionaron como el traste.
Esta vez los chorizos del espacio público se quedaron sin recaudación. El que fue a ver fútbol, la pasó bien con el baile en la cancha. Y al que fue a currar, lo bailaron peor que a la canarinha. Así es el juego.