Caprichos del Plata

En la maravillosa fotografía satelital que abarca la totalidad del Río de la Plata, se puede observar claramente que sus aguas no alcanzan a bañar las costas de la Ciudad de Montevideo, contrariamente a lo que muchas veces consideramos, cuando incluimos a la capital uruguaya como parte del oleaje rioplatense.

Por supuesto que lo es en la teoría, pero estrictamente hablando y al mirar los colores que muestra la imagen, vale por verdad absoluta la frase que los montevideanos esgrimen cuando hacen referencia a las calles costeras: están «frente al mar». Sí ruge el inmenso río desde la misteriosa Carmelo, pasa por la bella Colonia del Sacramento y alcanza Playa Pascual, balneario de río con unas arenas y una cristalinidad en el agua que si estuviera del lado argentino sería un centro turístico explosivo.

La realidad del dulzor y la salinidad de las aguas amalgamadas del lado uruguayo indican que el Atlantida y hasta el piriápolis, el Río de la Plata dice presente. Incluso del lado sur de la punta que da nombre a Punta del este, la identificación de sus aguas dice claramente «Río de la Plata», lo cual significa que «La Mansa», desde el punto de vista de la mirada de los mapas y de la geografía dura, es parte del río, mientras que en «La Brava», es decir, al Norte de la punta, las playas son plenamente bañadas por el Océano Atlántico.

Mirando hacia el margen argentino, a Buenos Aires y a sus localidades ribereñas vecinas, se las ve tan propias de la anchísima franja beige, que al entrecerrar lo ojos hasta queda la sensación visual de que todo es una misma cosa. El mote de Reina del Plata le sienta como hierbita al mate.

También puede verse cómo las aguas del Plata se van metiendo en las costas de la Bahía de Samborombón, hasta salpicar San Clemente del Tuyú, Las Toninas y Costa Chica. Los primeros balnearios del Municipio de la Costa en recibir a pleno las aguas del mar son los del conglomerado urbano Santa Teresita-Mar del Tuyú.