• Diario 5 -Buenos Aires, sábado 18 de mayo de 2024

«Solidario». Un hombre quedo detenido tras conseguir estafar a varias personas con el uso de la nueva fórmula de operar en cajeros con la huella digital.

Se multiplican los métodos de estafas a través de medios electrónicos programados digitalmente.

Han sido muchas las noticias que dan cuenta de la cantidad de técnicas que utilizan algunos delincuentes.

No estamos en condiciones de explicar todo lo referido a las prevenciones que se pueden aplicar para no encontrarnos con una sorpresa en un celular. Son demasiadas.

Pero sí recordar que en un cajero automático no hay que aceptar la ayuda de nadie para realizar ninguna operación.

Estos tipos nos obligan a estar en alerta permanente.

Se recomienda que las personas que tienen dudas sobre la operatividad en los cajeros, asistan durante el horario bancario para poder ser asistidos por el personal de la propia entidad financiera.

El hombre que se en imagen, se pasó un buen rato tratando de capturar incautos a quienes «ayudar con las operaciones cuyas aperturas de sesión se realizan con la huella digital. Las sesiones son la instancia en la que el usuario debe operar con absoluta privacidad y sin sobresaltos. Todos conocemos ese momento. Se necesita tranquilidad plena.

La estafa consistía en que el «solidario», les daba a las personas la falsa instrucción de tener que «cerrar» la sesión, presentando en pantalla su dedo para que el escáner tome nuevamente su huella. La realidad es que la sesión se cierra con absoluta simpleza, digitando en pantalla las posibles opciones de «Salir» o «Cerrar». Y listo. Pero el delincuente al convencerlos de que en este nuevo sistema las operaciones  supuestamente terminaban al escanear la huella «por segunda vez para cerrar la sesión», conseguía que el usuario se retirara del cajero dejando la sesión nuevamente abierta, es decir, con la cuenta del estafado a su disposición. Acto seguido, el ladrón retiraba del cajero la mayor cantidad de dinero posible que, en muchos casos de personas mayores engañada podía llegar a ser el saldo total de lo que tenía en la cuenta.

Como existe un protocolo de tolerancia mínima acerca de los movimientos que cualquier persona realiza en un cajero automático, las posibilidades de que la policía se hiciera presente de inmediato a ver qué era lo que estaba haciendo este hombre, eran muy altas.

Naturalmente, quedó preso.

 

 

 

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