Nos declaramos profundamente defensores de los derechos de autor en todas sus acepciones. Aunque lamentablemente en América Latina estamos, en un sentido que para muchos es el mismo, procurando dirimir un conflicto surgido por el reclamo -fuera de contexto y medida- de los laboratorios creadores de medicamentos.
Entendemos, en ese caso, que toda la cadena de desarrollo surgida tras la creación basada en un descubrimiento debe alcanzar también su reconocimiento, por lo tanto no es igual la renta de lo que surge de la inspiración artística, administrada apenas por medianas instituciones que defienden a los creadores y cuyo negocio en pos de su consumo se multiplica sólo para el entretenimiento o el placer del espíritu, que las estructuras multinacionales que en muchos casos son sostenidas por grandes presupuestos de estado, ya que el objetivo de su actividad ha de ser siempre el de mejorar la calidad de vida de la humanidad.
Pasamos entonces a dedicarnos a todo lo que se escribe en música, literatura, publicaciones, periodismo radial y televisivo, webs originales de internet y nuevas tecnologías.
En la Argentina y otros países hay un profundo desconocimiento de quiénes idean, escriben y componen las expresiones artísticas y una preocupante tendencia a no interesarse en lo más mínimo por ningún aspecto de la Propiedad Intelectual. Al paso de los años, nos fuimos alejando de la valoración (equilibrada combinación de valorar) tanto al intérprete como al creador, para caer en la tendencia (digna sólo de los ignorantes) de venerar a los cantantes, a los actores a los grupos folklóricos, las bandas de rock porque nos enamoran con la suma de su interpretación más su imagen. Cuidado: no confundir. Estos artistas tienen todo el derecho a ser lo que son, a expresarse, a tener éxito y a elegir el repertorio que quieran.
En el problema que nos estamos planteando, no cabe ninguna duda de que la responsabilidad mayor recae en lo medios de comunicación y en los organismos del estado que significan autoridad para estos medios.
¿por qué? ¿los culpables de que la gente no sepa de quiénes son las canciones somos nosotros?
las radios?
los canales de televisión?
sí… exacto… tal cual. los culpables de esa desidia son tres… y un tercio de esa responsabilidad recae en uno de los pecados más comunes de las radios (y canales de tv) de los últimos 25 años: el facilismo.
Hoy, sin excepción, los contenidos de una radio se arman en archivos de audio que se emiten uno detrás de otro y -si así se lo desea- sin solución de continuidad (es decir, que si querés, podés tener una radio en la que no hace falta ningún micrófono para absolutamente nada en vivo
cuál es el motivo?
son muchos… no sólo la computadora que dispara una canción tras la otra… también el desprestigio en el cayó la palabra en las últimas décadas. Hubo una radio a la que mucha gente añora que tenía un estilo que heredaron decenas, centenares de FMs en la actualidad. Esa radio se llamó Horizonte. Esa radio se dedicó a hacer un negocio con una supuesta elegancia que le proveían las canciones pop de los años 80, de sonido prolijo, fáciles de digerir, ultramelódicas, en algunos casos babosas, que hoy son consideradas… clásicos.
Y esa radio, más otra y otra y otra, consideraban que la música debía llegar libre de palabras al oyente (supuestamente para no molestarlo) (por eso hoy hay otra de enorme «prestigio» cuyo slogan es «Radio en estado puro»… qué es radio en estado puro?)
Lo que hay es facilismo.
Lamentablemente el estado también cayó en el facilismo y no tiene la más mínima idea de qué es lo que hay que hacer para que se fomente (o por lo menos se respete) a través de los medios el derecho ala propiedad intelectual, que incluye el mismísimo derecho de hacer saber al que sintoniza una radio quién carajo es el que escribió la canción que estás canturreando o la que te repiten hasta el cansancio cualquiera de las herederas de horizonte.
Otro de los motivos es la tilinguería de considerar que decir determinadas cosas al aire «queda mal». Porque se supone (para el standard de la artistiquería de radios y televisión) que decir «escuchábamos a canción de Charly García, «Aprendizaje» interpretada por Sui Generis, no queda tan bien como decir «Sui Géneris, Learning».
Finalmente, los otros responsables son las entidades que tienen que defender a los creadores: SADAIC y ARGENTORES. principalmente. No hacen una defensa férrea de imponer a los medios de comunicación que difundan como corresponde a los creadores, porque cuentan con mecanismos que pueden generarles multas a los que no cumplen con la parte económica que a ellos les corresponde. En dinero parece que no hay mayores inconvenientes para las instituciones, entonces eso puede ser transable con dejar en el anonimato a un genio. Prometo seguirla.
Carlos Allo