El anuncio de la reforma curricular para las escuelas técnicas de la Ciudad de Buenos Aires disparó la toma de 34 colegios porteños, con una enorme movilización de estudiantes de la que tampoco quedan afuera algunos de sus padres, parte del personal docente y la ya deportiva puja política entre los gobiernos Nacional y de la Ciudad.
Es probable que la solución emane de los encuentros con los representantes en el ámbito del Ministerio de Educación encabezado por Esteban Bullrich, quien, a su vez, expresó que se está llevando adelante una decisión política adoptada por el propio Gobierno de la Nación. Se está refiriendo a la unificación de validez de títulos de escuelas medias y técnicas en todo el país, por lo que consiguientemente se hace necesaria la reforma en cuestión. Aunque cada parte procure poner la mayor elegancia posible para quitarse el problema de encima, el conflicto subsiste. Si realmente se trata de haber encontrado, alguna vez entre tantas, algún punto de coincidencia con el Gobierno Nacional, se supondría que debe quedar descartada la motivación política a la que muchos atribuyen como motor de semejante reacción estudiantil.
La lógica automática que surge a la hora de ver estos tironeos es la de entender ese desacuerdo constante entre el FPV y el Pro, aunque esta vez nos estamos encontrando con delegados estudiantiles que disparan con singular notoriedad los errores que observan tanto en una administración como en la otra, ya que, como lo expresan Laura y Diego, del Colegio Otto Krause, la reforma curricular ya era una imposición del Consejo Federal de Educación, mientras que el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires lo implementó en forma automática sin ningún tipo de consulta.
Por supuesto que el problema mayor radica en las tomas. Y si bien es el área porteña la que debe estudiar las formas de solución posibles y urgentes, en este caso (como en tantos que debería ser) se entenderá como lógico un guiño de participación activo, directo y desprendido de chicanas por parte de la autoridad nacional, para evitar que el alumnado avance hacia el pronóstico que se escucha repetidamente en estos días, haciendo referencia a que la toma de colegios puede llegar a triplicarse.