Hoy entró en vigencia un amento del 19,5% en la tarifa de taxis porteños. Ya había sido resuelto el 7 de julio en Audiencia Pública que el valor de la de bajada de bandera diurna pasara de $23,20 a costar $27,70, mientras que el valor de cada ficha durante el día se movió de $2,32 a $2,77, ajuste que fue pedido tanto por el sindicato de choferes como por los propietarios de taxis.
En el caso de los precios de los taxis cuando son abordados después de las 22.00 y hasta las 06.00, el precio de la bajada de bandera aumentó de $27,80 a $33,20 con un incremento en fichas de $2,78 a $3,32.
El argumento de la necesidad de aumentar el precio no difiere: aumentar para cubrir salarios, combustibles y repuestos, por lo que ya sabemos que la búsqueda de argentinos que demuestren voluntad de poner el hombro para comenzar a mejorar las pautas de rentabilidad y que hagan desembocar al país en estándares de costo de vida un poco más holgados, no puede comenzar con las personas que pertenecen a cualquier actividad o negocio vinculado con los taxis.
Quizás, con el tiempo, nos demos cuenta de que ese anhelado objetivo se pueda poner en marcha con quienes forman parte de las modernas plataformas digitales establecidas como servicio para que el público obtenga transporte más barato. El primer ejemplo es que algunas de las personas que hoy trabajan con esas Apps están recibiendo propuestas promocionales de Compañías de Seguros para generar coberturas especiales para pasajeros mucho más baratas que las que se dedican a los «Packs» de seguros con los que hay que cargar por tener, manejar o administrar un taxi.
Una de las aplicaciones que está en marcha es «BA Taxi», que se lanzó como una forma de marcar presencia en un mercado -aparentemente-dominado por Uber. Es necesario que a partir de las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías, surjan ideas que nos den opciones para establecer la necesaria «cadena deflacionaria». Todos tenemos que perder algo. Si no, perdemos siempre los mismos.