Los padres de los chicos que deben regresar a la escuela aspiran a encontrar una energía más evidente en el gobierno porteño y los gremios docentes en cuanto a cómo toma cada parte el acuerdo para el regreso a clases. Y no es un capricho, ni un acto de histeria. Si se demostrara más entusiasmo, mejor se pondría el clima pre-clases. Los convencidos siempre son creíbles. Lo difícil es encontrarlos.
En un país en el que cualquiera se llena la boca hablando de pasión y pasiones, bien vale un apasionamiento frente a las cámaras de TV y que el pueblo vea que la cosa va en serio, que hay ganas. ¿Están, o no, seguros de que va a haber un alto nivel de responsabilidad por parte de los profesionales, los asistentes, los padree y los funcionarios para comenzar las clases presenciales?
Hubo arreglo pero nadie dice ni mu. es que durante la pandemia, muchos quedaron pagando, por hablar sin necesidad. Y es opinión innegociable del autor que se trata de una especulación momentánea y no un aprendizaje capitalizable. Ya lo demostrarán.