• Diario 5 -Buenos Aires, martes 17 de septiembre de 2024

¿Quién gana cuando se vota en la tele?

PorMarcelo Zanotti

Oct 9, 2017

program@siempreal.gil
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La inminente llegada del cierre temporada de actividades en la Ciudad de Buenos Aires repite algunas escenas, año tras año, que, aparentemente, han pasado a convertirse en rituales culturales, como los conciertos de artistas consagrados, varias funciones de por medio, en teatros como el Gran Rex, el Ópera, el Coliseo y el Luna Park, por nombrar los recintos más amplios con mayor capacidad de albergar público, que se activan cada año en 3; 4 o más funciones cuando se trata de músicos, grupos y cantantes con alto nivel de popularidad.

Algo que adquiere categoría de acontecimiento o similar a los cierres anuales de ciclos teatrales o los conciertos y recitales que acabábamos de aludir, es la serie de transmisiones de las instancias finales del programa de televisión ShowMatch, conducido y producido por Marcelo tinelli, un clásico de la televisión Argentina y que durante todo el año fue seguido por millones de personas, quienes no sólo se brindaban a sí mismos el derecho de ver el espectáculo televisivo que les gustaba, sino que podían también participar con opción a ganar premios en dinero en efectivo si, al votar por un candidato o en el certamen de baile que se produce en el programa, sale sorteado.

Consideremos que en los últimos trece años, la única función que se le vio cumplir en cámara a los escribanos que forman parte del ciclo, fue la de determinar la validez del nombre del ganador en cada instancia en la que el público participó, precisamente, votando desde su casa. Pero esto no significa que se haya visto públicamente entregarles premios a los ganadores que, entre semejante masa de participantes que pagan por votar, en otros tiempos se anunciaban con bombos y platillos el dinero al que iban a hacerse acreedores.

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Facturando con la participación del público «distraído».

Es importantísimo tomar en cuenta que el dinero que cada usuario paga para votar por lo que quiera que sea que se le proponga de la televisión (mejor bailarín, mejor cantante, tipo más grosero, mujer más regalada, etc.) se reparte entre cuatro participantes fundamentales de uno de los negocios cazabobos más espectaculares de la historia: la empresa que pone hardware y software para dar el servicio de Audiotexto, la operadora del servicio telefónico, sea de base o de celulares, el medio de comunicación a través del cual se le comunica al público el mensaje que se vende (por ejemplo el canal de televisión) y, finalmente, el generador de contenidos, en este caso, el programa de televisión seguido masivamente por el público.

Definitivamente, cada  cierre de año desde 2010 a esta parte no incluye la posibilidad de ver por televisión quién de todos los gastadores de dinero en llamadas al programa se hizo acreedor del dinero que, en realidad, ya no se promete al aire que será entregado, por lo cual, la fiesta de cierre es más grande y celebrada que nunca, ya que, ni siquiera hay que darle un solo centavo a ningún salame de todos los que participan y dejan su platita para engrosar la facturación de los de siempre.

El epígrafe de la primera imagen, en formato de dirección de correo electrónico (program@siempreal.gil), está tomado de una compilación de textos de Carlos Allo.  Significa: «Programa roba siempre al punto gil».

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