Probablemente Mistura, la famosa Feria gastronómica de Lima (que este año, por los Juegos Panamericanos, no se realizará) tenga formas promocionales parecidas, pero no nos estamos refieriendo a ella. Y no se trata de ningún mensaje turístico para visitar Machu Picchu, Cuzco, Lima, El Callao o Tacna. Es apenas un llamado de atención para porteños y residentes en la Ciudad de Buenos Aires frente a un verdadero boom surgido en los últimos quince años con algunos pocos restaurantes y hoy la cocina peruana suma más de dos centenares de lugares donde poder degustarla.
Sí. No resulta fácil creerlo por la velocidad con la que se han dado a conocer y proliferado, pero es una realidad de podemos asumir con nuestro mayor sentido de responsabilidad de degustación. Porque es realmente una cadena de placeres.
La historia de la gastronomía en la Argentina se nutrió siempre de la fusión con las cocinas surgidas en los países que nos trajeron migración. Es decir que, viendo la riqueza culinaria y las complejas preparaciones de exquisitos platos oriundos del Perú, para las próximas décadas, cuando quede registrado definitivamente en la historia el ingreso de la nueva generación de peruanos a la Argentina que se observa con el arranque de este siglo, Perú estará formando parte de las influencias gastronómicas en nuestro país al mismo nivel que como lo hicieron históricamente España e Italia.
Un seco de cordero, un cebiche, un chicharrón, tanto de cerdo como de pollo, unos anticuchos o unas papas a la huancaína u okopa, serán seguramente al paso del tiempo, platos incorporados a nuestras tradiciones en la mesa, como lo pueden ser ciertas pastas o algunos preparados especiales de pescados y mariscos.
Entre los primeros en presentar sus manjares al público porteño estaban “Contigo Perú”, “Status” y “los Trujillanitos”. Hoy, unas 180 organizaciones gastronómicas peruanas presentan, dentro de lo posible por cuestiones de insumos, platos que pretenden parecerse a sus originales de Piura, Tarapoto, Tumbes, Pasco y tantos lugares, algunos legendarios y otros perdidos en los mapas, con alto nivel de precisión en la preparación, una inmensa variedad de productos que en Argentina consideramos únicos (la papa, por ejemplo) y un plato de característica standard que probablemente sea, hoy por hoy, la comida peruana más solicitada vía delivery: se trata del pollo a la brasa, quizás, por su sencillez y exquisitez, sea lo más parecido al gusto argentino dentro del inconmensurable menú nacional del Perú. Este pollo a la brasa suele presentarse entero, muy dorado, con una guarnición de una ensalada habitualmente muy completa y el siempre tentador complemento de una abundante porción de papas fritas.
Como con la comida china, como con el sushi, la Ciudad de Buenos Aires y la Argentina toda viven frente a la cocina del Perú una etapa de absorción de conocimientos, de aprendizaje y cuando de placeres se trata, los argentinos aprendemos rápido y si eso hay que absorberlo, dudas no habrá de que los porteños somos esponjas.