No debemos tentarnos con ver ficciones basadas en la pandemia por el Coronavirus.
Aunque la historia misma, los sufrimientos, el empobrecimiento y los múltiples deterioros que genera la pandemia global del Coronavirus Covid 19 la estamos viviendo todos, es dable de pensar y muy altamente probable que la maquinaria del cine esté pensando en realizar producciones referidas al tema.
No.
No lo aceptamos por estar fuera de todo código ético y humanamente aceptable.
Porque algunos viejos simpatizantes de la Libertad y las libertades múltiples, creemos firmemente en la autorregulación de nuestras acciones, cuando nuestra renta en puerta pueda afectar a terceros.
La humanidad toda está viviendo la más implacable e indisciminada manera de correr riesgos sin que medie la voluntad de ningún poder, ningún terrorista de ningún grupo islámico, ningún narco centroametricano caprichoso y ningún grupo de criminales neonazis, neoanarquistas o neoneronistas.
Es tan, tan posible que en las cocinas «creativas» de Hollywood estén elucubrando guiones que giren alrededor de la creciente teoría de los científicos chinos que generaron el Covid 19, que advertirlo puede resultar más valioso que un grupo de indignados tardíos se queden lamentándose por un hecho que más tarde o más temprano verá la luz:
Millones de mentes livianas sucumbiendo ante campañas publicitarias feroces para que gasten una parte de su pequeñisimo ingreso en «no quedarse afuera» del entusiasmo generalizado cuando se haga carne en el planeta la futura moda de las superproducciones referidas a historias de la pandemia.
La advertencia podría no ser sólo por Hollywood. Tomemos en cuenta que con semejante masacre a cargo del virus en Italia, Cinecittá también estaría habilitado a crear y recrear historias de este tiempo desgraciado. Sin embargo, hay miles de cinéfilos dispuestos a poner las manos en el fuego por el respeto al público y el perfil humano con el que cualquier producción del cine italiano (y probablemente de toda Europa) trataría semejante tragedia.
En cambio -y perdón por la apertura de una polémica de esta índole pero sé que no es necesario ser filósofo para estar de mi lado- el cine de los Estados Unidos no repararía en gastos y esfuerzos para realizar filmes sobre el Covid 19, basados en la idea fundamental de dejar bien alto el honor de su patria y su gente, aunque el precio para tal cosa sea, quizás, que el honor de otros quede humillantemente bajo, dado que en las historias de los «tanques» hollywoodianos algún «malo» debe ser vencido.
Es casi imposible que, ante el reciente desarrollo de las grandes empresas de streaming + producción y entrega de espectáculos a distancia, no surja ahora entre sus generadores de ideas de negocios, una tentación tan clara como la que puede abrir la pandemia. Para ellos es prácticamante perfecta: Claro que nadie les va a prohibir que quieran contar historias de familias que no pueden verse por los bloqueos entre dos estados, amores neoyorguinos que explotan de ansiedad por las interminables cuarentenas de aquel 2020 o los malabares que debe hacer un joven que perdió su trabajo de asistente de podólogo.
Pergeñarán historias en las que el Covid 19 dispare «necesidades» de espionaje, acciones militares, descomunales logísticas, helicópteros y grandes camiones. Es altísimamente probable que el Covid 19 abra el camino para la realización de nuevas series referidas al dignísimo trabajo de los médicos norteamericanos en un tiempo de sistemas colapsados.
La adictiva vocación de las grandes productoras de Hollywood por las tramas apocalípticas, llenas de efectos especiales, de repetidos flybys y sonidos abstractos reverberados para agigantar las sensaciones, las llevará, indefectiblemente, a intentar contar alguna historia que ellos creerán magnánima e inconmensurable pero que, sin dudas, será insignificante al lado de lo que hoy se vive en cualquier lugar de mundo.
¿Es, acaso, esta advertencia una crítica extensiva a todas las historias basadas en hechos reales que afectaron a miles y millones de personas, como las mismísimas guerras, antiguas pestes y tragedias provocadas por la naturaleza? La respuesta es que el Covid 19 tiene como protagonistas de una historia de supervivencias, dramas humanos, muertes y desolaciones a la totalidad de los habitantes del planeta. Hoy, todos tenemos algo que contar acerca de nuestro propio proceder con el coronavirus. Ya no es que -como ejemplos de nivel ético- haya que estar atentos al respeto de la memoria de los judíos por relatar el holocausto o a la mirada de los pueblos originarios de América si filmamos sobre la conquista, desde México hasta la Patagonia. Esta vez, se trata de todos. Somo todos.
La película canadiente «Corona» de Mostafa Keshvari, fue realizada demasiado velozmente y, al momento de su rodaje, se desconocía que las consecuencias de la pandemia serían tan gigantes.
Es claramente imposible detener a adictos convencidos de que no lo son, como los reincidentes en pretender obtener ganancias impactando en el corazón de seres humanos que pagarán por saber, oír y ver historias de adversidades de otros humanos que no participarán en este negocio.
Si Discovery Channel ya tiene listo su documental sobre el Covid 19, ¿quién convence a los productores de Paramount, Warner, Universal, Columbia, United, Fox y hasta Disney y Pixar de que hacer una película sobre el Coronavirus es antiético? Pues lo es y es probable, que tal calificativo no les importe y si les traen un guión bien vendedor con una historia referida al Covid 19, contratarán a un director al que tampoco le importe la cuestión moral y la van a mandar a filmar.
La posición de este medio es repudiar cualquier tendencia a generar una expresión artística industrial, fabricada en pos de la comodidad de los irreflexivos que, con una campaña de comunicación que los conmueva, se lanzarán a ver un filme o a seguir una serie sobre «aquel complejo 2020». Peor aún será si se disponen a pagar, sin pestañar y en el momento, lo que valga una entrada de cine para cumplir el mismo cometido.