Uno de los problemas nuevos surgidos a partir de la pandemia, claramente visibles en ciudad, y especialmente recostado sobre las personas que están autorizadas a circular, es verse varias obras en la calle sin la posibilidad de acceder a un baño.
La vieja discusión suscitada a partir de los famosos carteles pegados en los vidrios de algunos bares que rezaban “Baño exclusivo para clientes”, ahora parece justificarse con menos margen para la polémica, ya que el argumento –en buena parte de los negocios- pasó a ser “Los baños no están habilitados”.
Las organizaciones gastronómicas que hoy están utilizando esa rápida explicación con las grandes marcas de comidas rápidas con autoservicio, al coincidir en que, hoy por hoy, esas casas de hamburguesas no sacan mesas a la vereda. Motivos para marcar la diferencia, sobran:
1. En estos lugares no hay mozos para dar una atención completa
2. Estos restaurantes venden comidas para llevar en cantidades muy mayores a otros
La cuestión es que no se puede ir al baño. Claro que ante ya existía esta tendencia a darles la opción de usar los sanitarios únicamente a las personas que se encuentran consumiendo en el lugar. Esta discriminación ha disparado todo tipo de conjeturas, llegando inclusive a considerarse una restricción que choca contra las libertades anunciadas en la Constitución Nacional.
No son pocas las personas que se ven en plenos centro durante esta etapa de la cuarentena autosuavizada por la sociedad misma. Por lo tanto, es lógico tomar en cuenta que el porcentual de personas que antes de los tiempos del coronavirus solía pedir un acceso al toilette de cualquier bar, hoy está reducido –y proporcionalmente- en pos de los que se ven en la misma necesidad y no encuentran fácilmente una autorización para pasar al fondo a la derecha.
Urge una decisión de las autoridades para incluír el derecho de las personas que circulan alejados de su casa y necesitan ir al baño, más allá de si se sentó a comer un tostado en la vereda o no lo hizo.
Existen, sí algunos casos excepcionales de lugares céntricos que están dando paso a los “apurados”. Tal es el caso de la sucursal de una gran cadena de pizzerías, que hoy ocupa el local que fue del histórico Bar Ramos, de Montevideo y Corrientes.
Todo sin contar que en el caso de mujeres, cuando estos lugares les habilitan sus baños, las filas de espera se hacen altamente tediosas. Y mejor no hacer consideraciones a la pragmática solución que encuentran algunos varones de vejiga sobrecargada, a la vera de árboles y de contenedores de basura.