Más sobre los dañinos

Ingresando en lo estrictamente informativo con respecto de los que destruyen todo a su paso, pero en realidad lo sabemos de solo verlos, realmente. Marcelo Zanotti, con su estilo polémico, frontal, justiciero y hasta placenteramente agresivo, los desafió con la idea de poner blanco sobre negro en el tema “Destrozo Urbano”.

Cuando desde los medios aceptamos que el vandalismo le ganó la pulseada a “El Pensador” de Auguste Rodin, cometimos un error. Esas pintadas que lo agredieron tanto, y que generaron que el Gobierno porteño tuviera que proteger la obra maestra con detrás de un vidrio de seguridad, nunca fueron un triunfo para los cerebro de tetra. La estructura que rodea a la célebre estatua, en Plaza Mariano Moreno, vecina al Congreso y a Plaza Lorea aún nos permite disfrutarla, más allá de que ahora tengamos que acercarnos un poco más para distinguir los maravillosos detalles logrados por Rodin. La protección tras un Blindex de “El Pensador”, es la segunda destinada a un monumento en Buenos Aires. Las Nereidas, de Lola Mora, en la Costanera Sur corrió el mismo riesgo y destino.

Rodin hizo su “Le Penseur” porteño en 1880. “La divina comedia” de Dante Alighieri inspiró al escultor de los dos continentes, a esculpir el conjunto “Las puertas del infierno”. Rodin decía que ese hombre pensaba no sólo con el cerebro, sino con todo el cuerpo. El fracaso de construcción de Museo en París donde sería colocado, generó un cambio de planes. Rodín, entonces en 1906 obtuvo tres “pensadores” de un mismo molde de base, bendiciéndolos, por consiguiente, como originales del propio autor. Una de ellas llegó a Buenos Aires en 1907, tras ser encargada a París para ser colocada en las escalinatas del Congreso. La gestión estuvo a cargo de Eduardo Schiaffino, celebrado director del Museo Nacional de Bellas Artes.