No es exclusivo de la capital argentina. Sucede en todas las grandes urbes del mundo. Los múltiples conflictos suscitados tras la reglamentación del uso de contenedores para arrojar basura en la Ciudad de Buenos Aires pueden comenzar a encontrar solución acrecentando las medidas de seguridad e higiene para su uso y disponiendo de contenedores de diversos tamaños.
Ya es parte de la nueva identidad porteña que los baúles plásticos gigantes con pedal para la apertura de su tapa no fueron bien recibidos en todas las cuadras donde fueron instalados. Hoy, pasados unos años de aquellos contenedores iniciales, ya abundan los que no tienen pedal y se hace necesario abrirlos levantando la tapa con la mano.
Más allá de que se suponía que podría existir una guerra entre frentistas para sacarse de encima el armatoste, habría que encontrar mayor variedad de tamaños de estos contenedores y adaptar esa diferencia de volumen según la calle donde tenga que ubicarse.
Son varios los inconvenientes que se han generado: a esa puja por evitar que esos inmensos tachos de basura queden frente a la puerta de su edificio o su local comercial se suma que en los alrededores del recipiente casi siempre queda basura en el suelo.
Por ese y otros motivos es que la conflictividad pasó a ser múltiple. Existen elementos que generan discusiones entre los propios vecinos mientras que los hay otros, más globales, que hacen alzar la voz frente a las autoridades porque el posicionamiento de los containers resulta arbitrario.
El inconveniente de ese tamaño se hace notable cuando se lo ubica en calles cuyo insuficiente ancho invita a su reemplazo por algún otro, por ejemplo del tipo del que utiliza ruedas, pero de uso fijó en un determinado punto de la cuadra. Es decir, un tercer estilo del contenedor, que promedie la operatividad de los dos que se hallan en funcionamiento, sobre todo en el microcentro. Es que la manipulación del carro con ruedas complica a quienes, saliendo a la vereda en su búsqueda para arrojar basura, no lo encuentran o lo ve a muchos metros de distancia e incluso fuera de la cuadra.
El Otro punto que aporta enormemente al nivel actual de conflictividad es el de la diferenciación de residuos y a arrojar en containers destinados para su correspondiente fin. Una campaña para explicar la necesaria diferenciación por parte de los ciudadanos nunca será suficiente. Se hace necesario recordarlo en forma permanente e incluso con cambios constantes en la manera de presentar el mensaje. Es más: es tan importante este tema que si aprovechamos esta oportunidad, cuando el convencimiento de la necesidad del reciclaje está apenas naciendo, que si logramos concientizar a los más pequeños y jóvenes, habremos construido los cimientos de la necesaria transformación que todos anhelamos en pos de una ciudad con claro respecto por las pautas ecológicas.
Seguimos paso a paso el desarrollo del conocimiento acerca de cómo actuar a favor de la higiene urbana de la Ciudad de Buenos Aires en Diario5, donde permanentemente complementamos y actualizamos estos temas. El entramado de conflictos abiertos por los contenedores está latente y no es fácil que toda una ciudad se ponga de acuerdo por ellos. Se trata -nada menos- que de la basura.